Colonización política

Antonio Casado
07:00 • 27 feb. 2021

Por encima de la criticada politización en la provisión de puestos para el Consejo de RTVE y el aún bloqueado proceso negociador en el Consejo General del Poder Judicial, se discute estos días sobre la extracción parlamentaria de estos órganos.


El alcance del debate decae en el caso del ente público, donde ha vuelto a demostrarse que los méritos cuentan menos que el apadrinamiento político de los diez vocales elegidos. Pero es de mayor cuantía respecto al órgano de gobierno de los jueces, porque afecta al principio de la separación de poderes.


Aun así, en uno y otro caso es la práctica, las decisiones de hecho. Y eso tiene difícil arreglo porque tiene que ver con la voluntad política de los representantes de la soberanía nacional. Véanse las lamentaciones de Pedro Sánchez, en su comparecencia del viernes en los jardines de la Moncloa, sobre la presunta falta de voluntad del PP por renovar el caducado CGPJ.



El resultado es que se incurre en evidente malversación del principio teórico. Es justo y necesario que esos cargos nazcan en el templo de la soberanía nacional. Salvo que se quiera cambiar ese principio y de la extracción parlamentaria pasemos a la extracción gremial.


Es lo que, en un momento del prolongado pulso entre el Gobierno y el PP por la renovación de órganos con el mandato caducado, ha querido forzar el partido de Pablo Casado en nombre de la despolitización del CGPJ. Es decir, que los doce vocales elegidos entre jueces y magistrados también fueran elegidos por jueces y magistrados, no por las Cortes Generales (6 en el Congreso, 6 en el Senado). Entonces pasaríamos de la extracción parlamentaria a la extracción corporativa, lo cual sería a mi juicio un paso atrás, al menos a la luz de la teoría democrática.



No quiero imaginar lo que sería un proceso electivo de miembros del consejo de RTVE a cargo de las asociaciones de la prensa. O un CGPJ a cargo de las asociaciones de jueces y magistrados, cuyo tinte político e ideológico no está menos marcado que el de los propios diputados y senadores.


Más difícil es que, visto lo visto, tienda a remitir la generalizada sensación de que estamos ante ámbitos colonizados por los partidos políticos como producto del pasteleo. La asignación de puestos ni siquiera responden a la orografía parlamentaria, tal como salió de las últimas elecciones generales.



Eso parece en el caso del órgano de los jueces, a juzgar por los nombres y los vetos cruzados entre PSOE y PP. Y eso es ya una escandalosa constatación en el caso del consejo de RTVE, cuyo desenlace ha sido la enésima oportunidad perdida para que los españoles dispongan de un medio publico realmente neutral, independiente y objetivo.


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