Si este proceso electoral interno, importantísimo para el PSOE de Andalucía, nos ha enseñado algo es que hay partido. Y lo digo desde varios puntos de vista, aunque principalmente desde dos muy específicos. Lo primero, que al PP que no ganó las elecciones andaluzas en los últimos comicios y que depende de absorber los votos de Ciudadanos para ser algo en esta comunidad autónoma, se le complican las cosas.
Juan Espadas sí tiene la capacidad de agrupar en su candidatura tanto al electorado socialista como al centro moderado que busca seguridad a la hora de mirar hacia el gobierno regional y sentirse protegido. Seguridad en que si las cosas van mal, habrá una administración que esté ahí, dando la cara, y no buscando siempre la excusa de culpar al inmediatamente superior para ocultar su gris gestión de la realidad. Con Espadas no es que ganemos amplitud en nuestras opciones sino que, además, podemos recuperar aquello que durante los últimos años hemos perdido porque no se ha sabido mantener el legado del socialismo andaluz de los 90.
Pero también hay partido porque la alta participación en nuestras bases, de nuestros afiliados en el proceso electoral que ha situado a Espadas al frente del PSOE de Andalucía, nos lanza un mensaje muy claro a todos aquellos que de manera siempre transitoria estamos representándoles en las instituciones. Y ese mensaje es que quieren participar. Tienen ganas de partido, de sentirse otra vez socialistas y tener la seguridad de que su opinión no sólo vale, sino que también se tiene en cuenta.
A quienes dejan la primera línea sólo hay que decirle una cosa en este momento y es gracias. Y hay que hacerlo de corazón, porque con sus aciertos y errores han capitaneado el barco en unos tiempos nada sencillos.
Ahora no es el momento de dar un paso al lado para desaparecer, sino de hacerlo para aunar esfuerzos y que en las próximas elecciones a la presidencia de la comunidad autónoma ganemos los socialistas. Hacer que vuelva a estar presidida por un socialista y con la lección aprendida. Y no olvidarnos de una cosa muy importante, y es precisamente que un partido que no creyó en la autonomía de Andalucía, en su autogobierno, que llamó al voto en blanco y se oponía a ese modelo de administración descentralizada de Madrid, es precisamente quien ahora gobierna con la ultraderecha, heredera de quienes querían que Andalucía fuese una tierra de cortijos y no de progreso.
Toca trabajar todos a una, porque hay partido, y muchas cosas que explicar. Y lo haremos una y otra vez hasta que se entienda bien el mensaje, y revitalizaremos la organización en todas y cada una de las provincias, de los pueblos, porque esa será la base de la nueva era del socialismo andaluz. Crecer desde las bases, de abajo arriba, en sintonía con el resto del partido en España y teniendo claro que estas elecciones las vamos a ganar.
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