Estoy con María

En septiembre de 2020 comprendí que Verónica no se hallaba bien

Beatriz Torres
02:15 • 23 dic. 2021 / actualizado a las 09:00 • 23 dic. 2021

Qué hacías cuando te enteraste de la muerte de Verónica Forqué. Tengo la impresión de que cada uno de nosotros podría contestarse a esta pregunta tan dolorosa. 



El mes pasado una amiga me comentó que Verónica había dicho una vez en televisión que fumaba marihuana y eso le ayudaba cuando se masturbaba a sentir más placer, y así era feliz sola. Yo aplaudía esta opción sexual y me congratulaba por ella. Semanas después leía titulares de críticas sobre su participación en un programa de cocina, y me quedaba perpleja. Hablaban de su agresividad y de su mal comportamiento hacia sus compañeros



Días antes de su muerte me encontraba delante del portátil viendo programas de la Resistencia y pinché sobre una entrevista que le realizaron en septiembre de 2020. Entonces comprendí que Verónica no se hallaba bien. Su dulzura y fragilidad habían devenido en un fuerte desequilibrio emocional, y así se lo expresé a mi familia. 



Días después llegó el crimen y qué desasosiego. Qué angustia tan grande imaginarse a este ser celestial muerto. Por la noche busqué por las cadenas a ver dónde podía ver algo y me encontré que en la 1 proyectaban Kika. Me la vi y fue un gran alivio verla viva y entera, auténtica como ella sola. 



He escuchado que fue una mala elección emitir esta película porque precisamente empieza con un suicidio, que luego más tarde descubrimos que es un asesinato. De la misma manera yo creo que el suicidio de Verónica también fue un crimen, porque no se valoró suficientemente su salud mental y no recibió la ayuda necesaria, como le pasa a miles de ciudadanos que se suicidan o lo intentan cada año. 



Por otro lado, me digo, ya descansas en paz, en la nada absoluta, que es la mejor realidad. Pero nosotros te necesitamos, Verónica. Anoche escuché una entrevista tuya realizada en El Faro de la SER, con Mara Torres, en octubre de 2019, y estabas encantadora, plena de energía y sensibilidad. En el momento en el que hablabas de la luz que suponía para ti tu hija María, anoté una frase que tu madre te decía siempre, Nena, no te olvides de que son los padres los que quieren a los hijos. 



Ahora estoy con María: mi madre está conmigo y con todos los que la aman.




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