Por una vez me parece que deberíamos obviar los reproches a Pedro Sánchez por haber cambiado de criterio respecto a enviar armamento a Ucrania. En mi opinión, la decisión del presidente es acertada. No se puede permanecer impasible ante la lucha desproporcionada entre Rusia y Ucrania en la que los ucranianos están dando muestras de un valor y resistencia admirables.
Supongo que el Presidente se veía entre la espada y la pared ante la presión de sus socios de Gobierno, que una vez más demuestran que les falta consistencia política. Están muy ideologizados, sí, pero eso no es suficiente para convertirse en buenos gobernantes. Y lo mismo sucede con los socios parlamentarios que parecen decididos a mirar hacia otro lado mientras masacran a los ucranianos. Me pregunto cuánto le deben los unos y los otros a Vladimir Putin para mantener esta posición.
Las armas matan, dicen. Sí, es verdad, las armas matan y eso es lo que les está pasando a los ucranianos que les están matando las armas rusas mientras que ellos se defienden como pueden, sobre todo con valor.
Como la vicepresidenta Yolanda Díaz es muy lista y aspira a ser la próxima inquilina de la Moncloa no ha dudado en defender la decisión de enviar armas a Ucrania.
Yo no me cansaré de defender la mesa de negociación y por tanto creo que la Unión Europea debe de jugar un papel al respecto, pero mientras Putin continúe intentando conquistar Ucrania, habrá que ayudar a los ucranianos a que se puedan defender.
Vladimir Putin se ha equivocado y mucho queriendo arrasar Ucrania. Las invasiones tarde o temprano se pierden y si no que se lo pregunten a los norteamericanos que aún no han superado el trauma de Vietnam o a los propios rusos que tuvieron que salir por la puerta de atrás de Afganistán.
De manera que me parece que en estos momentos no deberíamos caer en mirar el dedo que apunta a la luna sino a la luna. Sí, Pedro Sánchez ha cambiado de criterio y ha acertado y yo me alegro.
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