Luis Rogelio Rodríguez Comendador
01:00 • 26 feb. 2012
Andalucía necesita un cambio. Creo que es el mejor modo de resumir la percepción generalizada de miles de andaluces en la antesala del 28-F, el Día de Andalucía, que los almerienses vamos a conmemorar con la vista puesta en el horizonte de futuro que deseamos para nuestra comunidad. Alejados del triunfalismo hueco e irreal del gobierno de la Junta de Andalucía, somos muchos los andaluces que deseamos un cambio profundo y sosegado que vaya más allá de los partidos o de las personas, para comenzar a transformar la mentalidad andaluza y comenzar a creer más en nuestra propia capacidad antes que en la larga mano de una administración que ofrece subvenciones a cambio de votos. Después de treinta años de gobierno familiar socialista, ha llegado la hora de los andaluces. Pero la de todos los andaluces y no sólo la de unos pocos amigos, conocidos o afiliados. Es hora de que la Andalucía real, la de los trabajadores, la de los pequeños empresarios, la de los jóvenes que se forman y quieren trabajar, se imponga a esa otra Andalucía ficticia que sólo existe en los anuncios que encarga la Junta de Andalucía. Para que esa Andalucía real sea la que gestione el día a día de nuestra comunidad, Javier Arenas ha prometido un cambio tranquilo, basado en la concordia y en el que, igual que no habrá espacio para los ERES falsos, será un cambio sin erres: sin revanchas, sin rencores y sin resentimientos. A lo largo de los últimos meses, los españoles han mostrado una confianza mayoritaria al estilo de gobierno que supone el PP: progreso y calidad de vida allá donde gobierna y reformas eficaces allá dónde ejerce la oposición. La respuesta de los ciudadanos ha sido muy clara en las elecciones municipales y generales: han mostrado una confianza absoluta en las propuestas de Mariano Rajoy y los diferentes candidatos populares. Ahora nos falta un último empujón en Andalucía para ayudar a consolidar el modelo de cambio que demanda la actual situación de crisis generada por la absoluta incompetencia del PSOE a la hora de gobernar. La urgencia actual de la situación andaluza demanda un cambio que posibilite la creación de empleo y permita que la sociedad andaluza vuelva a tener confianza en sí misma. Es evidente que los andaluces no pueden seguir otorgando su confianza a quienes, durante treinta años, no han conseguido alcanzar más cimas que las del desempleo, la desatención social, el fracaso escolar y los escándalos. Y por eso es imprescindible un cambio que traiga a Andalucía la regeneración de la vida pública tras treinta años de abusos y de ocupación del poder por el PSOE. Andalucía tiene derecho al futuro porque tiene futuro y porque de la crisis se sale entre todos, con un esfuerzo colectivo, con un cambio de mentalidad y con un amplio programa de reformas que empieza por una: decir la verdad a los andaluces y cambiar todo lo que ha funcionado mal o, sencillamente, no ha funcionado. Los andaluces no merecen gobiernos resignados a su suerte y sin alternativas, sino un Gobierno ilusionante que pilote el cambio necesario. Y ese gobierno es el del Partido Popular, con Javier Arenas al frente.
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