José Luis Masegosa
22:10 • 04 mar. 2012
Su templanza y amabilidad, su carácter sereno y su aspecto bonachón no reflejarían nunca algunas de sus vivencias y experiencias que a lo largo de casi cinco décadas de vida ha podido sufrir y gozar. Pedro López Martos es un almanzoreño residente en Fines, pero natural de Oria, que regenta desde hace casi treinta años el mesón restaurante “El Sevillano” en la localidad finense. Con anterioridad, este industrial del Almanzora había atendido diversas ocupaciones, desde el pastoreo y las actividades propias del campo, a la construcción, la peluquería y al empleo de camarero en una sala de fiestas barcelonesa.
Pero tras esta tarjeta de visita habita una historia personal que puso en los platós de algunas cadenas nacionales de televisión el nombre de Pedro, sus proyectos y actuaciones con la finalidad de buscar media naranja a quienes por diversos motivos se hallaban sin pareja. Bajo la extraña nominación de “Solsevi del Almanzora” surgió por iniciativa de Pedro López, a comienzos de 1997 la “Asociación de Solteros, separados y viudos del Almanzora”. Tras una separación obligada que le llevó a una difícil situación personal, este joven emprendedor salía con sus amigos a lugares de ocio y pese a que animaba a estos a conocer a mozas de su generación, siempre encontraba la negativa por miedo al fracaso o al rechazo. Sin pensarlo dos veces, Pedro López buscó la solución: creó la asociación “Solsevi”, a la que accedieron muchos almanzoreños, y organizó en Fines la primera macrofiesta, el primer encuentro, que se celebró un día después de San Valentín de finales del siglo pasado, en cuya convocatoria se subrayaba “abstenerse pillines”. El éxito fue rotundo en cuanto a asistencia, pero pocas parejas cuajaron.
El creador y organizador de esta asociación sí resultó afortunado. Pedro encontró a Mari Carmen Araniga, que hoy es su mujer, madre de su hija y brazo derecho en la empresa, con quien protagonizó programas de las televisiones privadas y espacios en páginas de revistas y publicaciones de la época. Bajo la premisa de que “donde hay sentimiento todo se consigue”, este finense de Oria tuvo ocasión de prestar ayuda y reorientar a socios que por causa del desamor, de desengaños y fracasos, pretendieron la peor solución. Pedro les abrió os ojos a otras vías positivas, les mostró las puertas de la esperanza y hoy se lo agradecen. “Solsevi” desapareció años después, pero su creador mantiene hoy la misma actitud de ayuda y atención para quienes necesiten un alma gemela, una amiga o una compañera, porque Pedro es un samaritano del amor.
Pero tras esta tarjeta de visita habita una historia personal que puso en los platós de algunas cadenas nacionales de televisión el nombre de Pedro, sus proyectos y actuaciones con la finalidad de buscar media naranja a quienes por diversos motivos se hallaban sin pareja. Bajo la extraña nominación de “Solsevi del Almanzora” surgió por iniciativa de Pedro López, a comienzos de 1997 la “Asociación de Solteros, separados y viudos del Almanzora”. Tras una separación obligada que le llevó a una difícil situación personal, este joven emprendedor salía con sus amigos a lugares de ocio y pese a que animaba a estos a conocer a mozas de su generación, siempre encontraba la negativa por miedo al fracaso o al rechazo. Sin pensarlo dos veces, Pedro López buscó la solución: creó la asociación “Solsevi”, a la que accedieron muchos almanzoreños, y organizó en Fines la primera macrofiesta, el primer encuentro, que se celebró un día después de San Valentín de finales del siglo pasado, en cuya convocatoria se subrayaba “abstenerse pillines”. El éxito fue rotundo en cuanto a asistencia, pero pocas parejas cuajaron.
El creador y organizador de esta asociación sí resultó afortunado. Pedro encontró a Mari Carmen Araniga, que hoy es su mujer, madre de su hija y brazo derecho en la empresa, con quien protagonizó programas de las televisiones privadas y espacios en páginas de revistas y publicaciones de la época. Bajo la premisa de que “donde hay sentimiento todo se consigue”, este finense de Oria tuvo ocasión de prestar ayuda y reorientar a socios que por causa del desamor, de desengaños y fracasos, pretendieron la peor solución. Pedro les abrió os ojos a otras vías positivas, les mostró las puertas de la esperanza y hoy se lo agradecen. “Solsevi” desapareció años después, pero su creador mantiene hoy la misma actitud de ayuda y atención para quienes necesiten un alma gemela, una amiga o una compañera, porque Pedro es un samaritano del amor.
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