Jeta y tarjeta

A todos nos repatean por igual los excesos y desparrames que se perpetran al calor de la pirotecnia de palacio. Históricamente la pólvora del Rey no sólo ha servido para defender a la Corona, sino que ha permitido infumables petardazos a fondo perdido. Y si eso molesta cuando la cornucopia del erario público mana leche y miel sobre hojuelas, excuso decirles al cuerno quemado que sienta ver que en momentos de recorte y achique haya quien emplee el dinero público para gastárselo en eso que la lírica consuetudinaria viene llamando “mis cojones molineros”. Les cuento esto porque el alcalde de Albox, el socialista José García Navarro, viene gastando una media de mil euros al mes con cargo a la tarjeta de crédito del Ayuntamiento, según los extractos que han sido publicados en los últimos días por algunos medios de comunicación. Según el protagonista de esta noticia, los gastos se deben a las gestiones en diversos viajes para solucionar el tema de las viviendas ilegales del Almanzora. No digo que no, pero en vista de que los gastos cargados en la famosa tarjeta incluyen hoteles de conocido prestigio en la capital de España, un considerable número de comidas en restaurantes de numerosas provincias españolas, viajes al extranjero y hasta pequeñas facturas de menos de un euro, más parece que el problema del que buscaba tan minuciosa solución fuera la reactivación del sector hostelero antes que la cuestión urbanística. Y como decía antes, si estas fanfarrias tienen mala acogida por el personal en épocas bonancibles para la economía municipal, cuando pintan bastos lo que pide el cuerpo es un ídem para propinar al desmedido de turno el correctivo (figurado) que amanse su afición por tirar del dinero de los vecinos para su solaz representativo. Se puede representar digna y eficazmente a los vecinos con prudencia y decoro, sin necesidad de excesos y pellejerías de nuevo rico. Y sobre todo, a ver cómo se explica a los vecinos que un ayuntamiento tenga telarañas en la caja mientras que el alcalde busca “soluciones urbanísticas” por restaurantes y hoteles. Más que de tarjeta, lo que hay aquí es jeta.