Crucifixiones

No podían escoger mejor el tiempo de Semana Santa para convencer al ciudadano que debe aceptar con sumisión subir al madero por amor al sacrificio. Estos días son de penitencia y se supone que viendo en la calle el corazón de la Virgen atravesado por siete espadas de dolor, la gente se consolará algo más de la crucifixión a que estamos sometidos por culpa de la prima de riesgo. Si desean una imagen plástica de lo que digo, miren a la Cospedal en plan Cirineo portando una pesada cruz. Parece que fuera diciendo para sus adentros: “Todo esto es culpa del PSOE. ¡Cínicos, lo que se dice cínicos¡ Siendo ellos los responsables de este muerto, ahora no aceptan los recortes ni las exigencias de la ley laboral”. Pero el contraste no queda aquí. Para los conservadores si hubiera que escoger entre el socialismo y Barrabás soltarían a Barrabás que es quien encarna mejor el símbolo de los mercados invisibles. Mientras oímos los golpes acompasados del trono de la Esperanza, en el televisor Rajoy dice aquello de no estar en disposición de dar buenas noticias. Vaya, ahora se quejan de que la oposición está siendo muy dura con ellos, pero quienes hemos seguido paso a paso y día a día el combate fratricida de la derecha por hacerse con el poder, asociamos este patriótico desdén del PP con el acto de lavarse manos que llevara a cabo Pilatos en tiempos en que los mercados ya estaban crucificando a este país. Hoy es Viernes Santo. Tanto creyentes como no creyentes deberán pensar que de la crisis no se sale echándole las culpas al del enfrente. Y si el pecado es de todos, parece mala política hacer drásticas reformas exigiéndole mucho más al de abajo y dejando intacto el sistema que favorece el fraude y la desigualdad social. Por este camino la esperanza, imprecisa y algo ciega del Partido Popular, puede que se tarde tanto como ha tardado nuestro soterramiento. ¡Cuánto palabreo para quedar en nada!