La lucha no cesa

Una vez don Bernardo, el cura de mi pueblo, me dijo en el mostrador de una oficina, la lucha no cesa. Le conté las vicisitudes que estaba pasando y él entonces me citó esa frase bíblica. Desde aquel tiempo forma parte de mí porque llegué a la conclusión de que lo más importante en la vida es la insistencia. 

La otra noche vi El Intermedio y en otro contexto reviví esa misma frase. Hay una sección del programa que me fascina por encima de todas y es “Mujer tenía que ser”. En ella Sandra Sabatés entrevistó a una mujer extraordinaria, derrochadora de energía y vitalidad, Taty Almeida, miembro de la asociación Madres de Plaza de Mayo. 

Este movimiento surgido en plena dictadura militar argentina, formado por madres a quienes les falta un ser querido, marcha cada jueves a las tres y media de la tarde alrededor de la Pirámide de Mayo, con un pañuelo blanco en la cabeza. Cuando ella se unió la pregunta fue “¿a quién te falta a vos?”. No era necesario saber nada más.

Explicó que las tres patas de su lucha son la memoria, la verdad y la justicia. No olvidar a los treinta mil detenidos desaparecidos, entre ellos su hijo Alejandro, secuestrado con veinte años, estudiante de primero de medicina y militante político, es decir comprometido.

Conocer la verdad de los hechos, quiénes fueron los responsables de estos crímenes, dónde están los cuerpos, pues hasta esa crueldad les hicieron, y pedir justicia, pero justicia legal, no justicia por nuestra mano, no somos como ellos, añade Taty Almeida, nosotros no sembramos odio sino amor.

Nos llamaron locas, continuó, sí, locas, pero locas de dolor. Su lucha no termina porque la única lucha que se pierde es la que se abandona. Así acabó su entrevista. Con 92 años, su desbordante entusiasmo me emocionó y se me saltaron las lágrimas.