Un ejemplo de convivencia

Melilla es una joya de ciudad modernista, bella, asombrosamente bella

Beatriz Torres
09:00 • 25 may. 2023

Siento curiosidad por encontrar un relato que escribí hace décadas para un concurso literario en Melilla, y compararlo con lo que he vivido estos días en esta ciudad autónoma. 



Recuerdo que el tema versaba sobre la ciudad en sí, yo entonces la desconocía, y a partir de unas páginas que leí en una enciclopedia ilustrada construí la historia. No me puedo ni imaginar la de tonterías o falsedades que diría, y esa situación aumenta más mis ganas de releerlo



En estos días lluviosos y tormentosos hice el viaje. Cuanto más miraba las informaciones del tiempo más miedo me daba, pero tenía una cita ineludible y si quería cumplir con mi palabra debía de hacerlo. 



Me hospedé cuatro noches en el Parador y todos los días fueron satisfactorios. Es una joya de ciudad modernista, bella, asombrosamente bella, poseedora también de unos parques envidiables. 



Escuché de boca de varias personas que en el resto de España se desconoce que es la segunda ciudad con más edificios modernistas después de Barcelona. La mayoría de estos edificios, públicos y privados, son obra de un discípulo de Gaudí, nacido y formado en Barcelona, Enrique Nieto



Este arquitecto, junto con otros ingenieros militares, convirtió a Melilla en un museo de arquitectura modernista. Un estilo dinámico y ecléctico, correspondiente a una ciudad cosmopolita.  



Arriba está Melilla la Vieja, un encanto de murallas y fortalezas, cuevas y túneles, playas y acantilados, con una gran historia, antigua y moderna, en cuyos recintos se albergan distintos museos: contemporáneo, étnico, arqueológico y militar. 



Esta cultura repleta de culturas se refleja a pie de calle. La Plaza de las Culturas, los cafés, bares y restaurantes. Los pinchitos y el té morunos. Los pañuelos y el chocolate con churros. 


Sonrisas y miradas. Saludos.


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