Llegué la última y la poeta se acercó a darme un folio numerado y un trozo de cartulina con unos versos suyos escritos en negrita. En el folio había un listado de dieciséis palabras. Ella, Felicidad González, pedía a quien tuviera el número uno que eligiera una palabra. Entonces Felicidad recitaba de su poemario “Vuelve, querida loca” el poema correspondiente, y así sucesivamente.
Después nos rogó que cada uno leyera por ese mismo orden los versos que le habían tocado. Mi folio tenía el número once y me hubiera gustado elegir la palabra insomnio, pero en el camino hasta que llegó a mí ya la habían escogido. Así que opté por bailar, pero en el fondo deseaba conocer qué había escrito la poeta sobre la palabra sexo, que ocupaba el último lugar en el listado, y al final me decidí y dije, sexo. Luego el número doce dijo, bailar. Así tuve la oportunidad de escuchar sendos poemas.
Entremedias actuó una cantautora con una voz extraordinaria, Amarela. Abrazada a su guitarra también interpretó versiones como Andaluces de Jaén y Palabras para Julia. Nos emocionó todo lo que cantó, para cerrar los ojos y perderse en el infinito.
No olvido cuando tuve que recitar mis versos asignados. Quería estar dentro de cada palabra pronunciada sin preguntarme por el significado de ninguna de ellas.
El placer de la palabra hablada, expresada y transmitida como si fuera algo propio, surgido de manera espontánea: “Hay olas/ que te devuelven a islas/ donde ya estuviste. / Confías, / aprendes a nadar de nuevo.”
Felicidad me preguntó si estos versos representaban el espíritu de mi día, es decir si sentía que habían sido escritos para mí porque coincidían con lo que realmente me estaba pasando.
Ahora que lo pienso, creo que son bastante acertados. Me gustó esta presentación tan participativa.
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