Rosa Villacastín
23:37 • 26 abr. 2012
No corren buenos tiempos para la Familia Real, especialmente para la Reina Sofía que ha visto como tantas otras mujeres de su edad, como su mundo familiar se resquebrajaba, sin que pudiera hacer nada por evitarlo, salvo estar ahí, siempre en su lugar, haciendo por una parte lo que se le exige como consorte del Jefe del Estado, y por otra lo que le manda su corazón, que no es otra cosa que recoger los trocitos de esa fotografía idílica que tenemos de nuestros Reyes y de sus hijos, e intentar pegarlos sin que se note demasiado el deterioro que causa el paso del tiempo en las relaciones sentimentales y familiares.
Justo cuando se van a cumplir sus bodas de oro, los españoles se enteran de que hace muchos años que don Juan Carlos y doña Sofía hicieron un paréntesis en su vida personal. Algo que ha sorprendido a algunos y nada a quienes lo sabíamos por motivos de trabajo, y que si no lo hemos publicitado es porque si bien es cierto que los Reyes no tienen vida privada, también lo es que hay parcelas pequeñas de su intimidad que no hace falta exhibirlas como si fueran trofeos de caza.
Qué el Rey y la Reina no duerman en la misma habitación no es algo que deba preocuparnos en exceso, creo. Conozco muchas parejas que hacen lo mismo y sin embargo ahí siguen, unidos por lazos de amistad, de lealtad, de interés también, y como en este caso por lazos políticos, que suelen ser tanto o más fuertes que los sentimentales. Lo que no quiere decir en modo alguno que la Reina domine sus sentimientos al extremo de no sentir lo que le está ocurriendo a su familia, lo que le ocurrió a la Infanta Elena cuando se separó de Jaime de Marichalar, o el calvario que está viviendo la Infanta Cristina. Situaciones que le duelen en lo más profundo de su ser. Y es que pese a su aparente frialdad y dominio de la escena la Reina Sofía es mujer y madre, de ahí que a veces le pueda el corazón, como cuando se fue a Washington a visitar a sus hijos y nietos y permitió que le fotografiaran junto a Urdangarin, en un momento especialmente difícil porque ya se sabía que terminarían imputándole en un caso que ha hecho un daño irreparable a la imagen de la Monarquía.
O cuando se fue a Grecia con su familia y tardo tres días en volver, aun a sabiendas de que habían operado al Rey. ¿Por qué lo hizo? Por la misma razón por la que el Rey Juan Carlos se fue de caza mayor, cuando el país estaba a punto de ser intervenido. En el caso de la Reina Sofía le pudo su condición de mujer, algo que no me parece tan terrible. Cincuenta años al lado de un hombre que hizo posible el tránsito de una dictadura a una democracia, no pueden quedar empañados porque en un momento de su vida se haya permitido el lujo de actuar como lo haría cualquier otra mujer, dejando al descubierto heridas que duelen, pero que son el fruto de sus muchos años de convivencia.
Justo cuando se van a cumplir sus bodas de oro, los españoles se enteran de que hace muchos años que don Juan Carlos y doña Sofía hicieron un paréntesis en su vida personal. Algo que ha sorprendido a algunos y nada a quienes lo sabíamos por motivos de trabajo, y que si no lo hemos publicitado es porque si bien es cierto que los Reyes no tienen vida privada, también lo es que hay parcelas pequeñas de su intimidad que no hace falta exhibirlas como si fueran trofeos de caza.
Qué el Rey y la Reina no duerman en la misma habitación no es algo que deba preocuparnos en exceso, creo. Conozco muchas parejas que hacen lo mismo y sin embargo ahí siguen, unidos por lazos de amistad, de lealtad, de interés también, y como en este caso por lazos políticos, que suelen ser tanto o más fuertes que los sentimentales. Lo que no quiere decir en modo alguno que la Reina domine sus sentimientos al extremo de no sentir lo que le está ocurriendo a su familia, lo que le ocurrió a la Infanta Elena cuando se separó de Jaime de Marichalar, o el calvario que está viviendo la Infanta Cristina. Situaciones que le duelen en lo más profundo de su ser. Y es que pese a su aparente frialdad y dominio de la escena la Reina Sofía es mujer y madre, de ahí que a veces le pueda el corazón, como cuando se fue a Washington a visitar a sus hijos y nietos y permitió que le fotografiaran junto a Urdangarin, en un momento especialmente difícil porque ya se sabía que terminarían imputándole en un caso que ha hecho un daño irreparable a la imagen de la Monarquía.
O cuando se fue a Grecia con su familia y tardo tres días en volver, aun a sabiendas de que habían operado al Rey. ¿Por qué lo hizo? Por la misma razón por la que el Rey Juan Carlos se fue de caza mayor, cuando el país estaba a punto de ser intervenido. En el caso de la Reina Sofía le pudo su condición de mujer, algo que no me parece tan terrible. Cincuenta años al lado de un hombre que hizo posible el tránsito de una dictadura a una democracia, no pueden quedar empañados porque en un momento de su vida se haya permitido el lujo de actuar como lo haría cualquier otra mujer, dejando al descubierto heridas que duelen, pero que son el fruto de sus muchos años de convivencia.
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