Mensajes y homilías

Una pesadilla me causó tal malestar, que no estaba a gusto a pesar de haber desayunado buscando, como siempre, el placer de la primera comida del día. Qué malas vibraciones se quedan dentro de nuestros cuerpos cuando un sueño te anuncia un fracaso o una imposibilidad. 

“Estoy en una estación de tren, acabo de llegar y tengo que subirme a otro tren para ir al trabajo, pero ese tren se va sin mí, lo veo trasponer, y me quedo hecha polvo, angustiada de no poder ir al trabajo”. 

Por la tarde, después de la clase de inglés en la Escuela de Adultos de Cuevas del Almanzora, a la que asisto acompañada de mi amiga María del Mar, nos fuimos juntas caminando a un museo situado en la calle Farol, que yo desconocía. 

Ella iba a la reunión anual de la asociación cultural que contribuye a la gestión del legado tipográfico de Emilio Sdun, dentro del Museo que lleva su nombre. 

De paso me dejó ver un par de salas con sus tipografías colgadas, además de máquinas manuales de impresión que se utilizan para realizar talleres. Me impresionaron mucho sus mensajes: “Tu futuro es ahora!”, es el que más me sedujo. Le hice fotografías a varios cuadros. 

Subí al castillo y me di una vuelta por su patio, y qué reconfortante encontrarme sola en un espacio abierto. Bajé por la calle del ayuntamiento y del juzgado de paz, y entré en la iglesia. Me asombró su oscuridad y pasé para sentir esa paz en el silencio. Pero del fondo surgió una voz a través de un micro que decía: “Esta sociedad descreída”. Eso fue lo único que percibí antes de salir por la puerta principal. 

Este sábado estuve en una misa de difunto y el cura en su homilía repitió varias veces que nuestra sociedad está dividida y confundida porque está alejada de Dios. 

Quizás tenga razón, sin embargo no lo veo yo muy cercano a Dios.