El okupa moreno del chalecito

La gente corriente no entiende muy bien que pasen estas cosas

La casa de La Marina, de López Rull, con el inquilino tomando el sol en la terraza.
La casa de La Marina, de López Rull, con el inquilino tomando el sol en la terraza.
Manuel León
21:02 • 24 ene. 2024

Es moreno. No se sabe si por el sol que toma de balde en la terraza o porque vino algún día del Senegal.  De él sí se sabe que a veces está acompañado de otros inquilinos gorrones con los que departe por las mañanas mirando al mar latino, fumando un pitillo con el brazo extendido sobre la celosía. Quizá el okupa del chalecito de La Marina se haya comprado una cafetera Nespresso o quizá tome té verde hervido sobre un infiernillo. Lo que  también se sabe es que probablemente no pague IBI, ni agua ni basura. El okupa de esa extraña casa de los años 20, obra de Enrique López Rull, hincada como una cerilla junto al delta del Andarax, no lleva un mes viviendo gratis, no, lleva más de un año, bloqueando un proyecto municipal de recuperación del edificio como centro, recreativo-marítimo o como merendero; o, por qué no, como pequeño museo de la arquitectura burguesa o de la historia del Zapillo. Es un tipo, al parecer, intocable, como los gases nobles, que un día le pegó una patada a la puerta, echó un colchón en el suelo -quizá haya comprado ya un canapé- y se ha hecho indestructible como Rambo en Vietnam, como aquel otro inquilino gorrón que durante cinco años vivió de gratis en la Casa Siret de Cuevas del Almanzora.



De vez en cuando, en la terraza, cuando la gente pasa haciendo footting o bicicleta, se ven sábanas tendidas y algún calzoncillo secándose al viento. El moreno, sin embargó, no ha reparado ninguno de los cristales rotos. Cómo sobrevivirá cuando arrecia el Poniente. La gente corriente no entiende muy bien que pasen estas cosas: cómo puede un tipo colarse en una casa ajena y hacerla suya durante meses y  meses, hasta que salga un papel de la Ciudad de la Justicia que diga que hay que desalojarlo.  ¿Tendrá abogado que lo defienda? mientras tanto , el okupa moreno es el kalifa de esa casita de color tabaco en el confín de la Almería de Acá que perteneció a la familia de Juan Martínez Herrerías, un veterinario cuyos descendientes se la vendieron al Ayuntamiento. Es, además, una casona protegida y fue la Asociación de Amigos del Alcazaba quien más luchó por su supervivencia, para  que ahora un tipo tomé el café de George Clooney en la terraza. 









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