Assange, el circo y el asilo

Assange, el circo y el asilo

Inocencio Arias
22:27 • 18 ago. 2012

Puede que Assange, el hombre que reveló importantes secretos de estado con “wikileaks”, vaya a pasar una buena temporada recluido en la Embajada de Ecuador en Londres  donde  se refugio hace dos meses.


  Las posturas son conocidas, Suecia lo reclama porque esta acusado de haber violado a una mujer en aquel país y Ecuador ha decidido concederle el asilo, alegando que una vez en Suecia el gobierno de Estocolmo lo entregaría al de Estados Unidos donde, acusado de espionaje por las filtraciones periodísticas, podría, se remacha,  ser condenado a muerte. Londres contraataca diciendo que hay una orden de arresto europea y que las autoridades británicas están obligadas a extraditarlo a Suecia, no a Estados Unidos,  para que se enfrente a los cargos citados.


La postura de Londres se basa en lo siguiente:




- Assange presentó recurso en contra de su extradición y, después de un largo proceso ante tres instancias, la justicia británica decidió que debía ser entregado a Suecia.


- El reclamado, en libertad entonces bajo fianza, burló las leyes británicas refugiándose en la legación de Ecuador.




-No concederán, en consecuencia ningún salvoconducto a Assange para que abandone el país camino de Ecuador.Si sale de la Embajada será detenido para trasladarlo a quien lo reclama, un  país democrático, un estado de derecho Suecia,  con arreglo a la ley internacional. 


   Los que sostienen que Gran Bretaña debería concederle un salvoconducto para marchar a Ecuador porque es un refugiado político confunden, tal vez intencionadamente, el asilo político con el diplomático. En el primero una persona solicita la permanencia en un país porque en el suyo sufre persecución política de uno u otro tipo. Quiere residir en ese país extranjero y la petición se concede o se deniega. El segundo, y aquí esta la confusión, está muy extendido en los países iberomericanos y se practica entre ellos. Es muy raro en Europa y en otras partes del mundo. En él, una persona que se siente en su nación acosada políticamente, con temores sobre su integridad o libertad, se refugia en una Embajada y ésta negocia, el proceso puede durar días o meses, su salida del país. En Iberoamérica, hubo un caso célebre en los cuarenta, el del político peruano Haya de la Torre que buscó cobijo en la representación de Colombia en Lima y allí permaneció unos cuatro años. Esto generalizó la práctica. Recientemente tenemos el del presidente hondureño Zelaya acogido durante tres meses en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa.




 Londres sostiene que acepta y ejercita el asilo político pero que desconoce y no acepta el diplomático. Ha insinuado incluso,  que, dado que Assange es un presunto delincuente de derecho común fugado de la justicia británica, podría irrumpir en la legación de Ecuador y detenerlo. Esto sería una grosera torpeza por dos razones: 


a)  Iría en contra de un precepto tajante de la Convención de Derecho diplomático de 1961 que establece que los locales de una Embajada son inviolables, es decir que no se puede penetrar en ellos, ni siquiera la policía, sin autorización del Embajador .  


b)  Sentaría un peligroso precedente que se le podría volver en contra. Daría pie para que un  gobierno arbitrario de cualquier país invadiese la Embajada británica en el mismo con un  pretexto absurdo.  


 No creo, en consecuencia, que el gobierno británico tome ninguna medida de fuerza mientras Assange est&


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