“Si permanecemos unidos, habremos ganado el futuro”. El mensaje del Rey Juan Carlos a los españoles en su primer discurso como monarca tiene hoy día, casi cuarenta años después de aquella histórica jornada, una vigencia plena de significado. La situación económica de España no ofrece demasiado margen para excentricidades, ocurrencias o confrontaciones innecesarias. Y ese análisis, en el que creo que coincidimos una gran mayoría de españoles y andaluces, fue el que realizó hace unos días el presidente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, cuando en una conferencia pronunciada ante representantes del mundo empresarial y social andaluz, instaba al presidente de la Junta, José Antonio Griñán, a incorporar a Andalucía al camino de la recuperación del gobierno de España para salir de la crisis y no quedarse atrás. Y eso no será posible, estoy absolutamente convencido de ello, si todos olvidamos cuestiones accesorias y remamos en la misma dirección. Para ello los agentes sociales, los partidos políticos, las distintas administraciones andaluzas y, por supuesto, el propio gobierno de la Junta, deben asumir que la situación actual requiere acuerdos, diálogo sereno, pactos y medidas comunes que sean capaces de generar crecimiento, empleo y riqueza, que es lo que la sociedad andaluza necesita y demanda.
No es tiempo, por tanto, de discutir unos con otros sino de sacar el máximo rendimiento del potencial que tiene Andalucía. Y ese potencial se desdibuja lamentablemente cada vez que dedicamos más esfuerzo a ver qué cosas nos diferencian a encontrar los puntos de convergencia que ahorren las fricciones y nos permitan avanzar más rápidamente en la mejor dirección. “El progreso –dijo Zoido- es la obra de las mayorías y del consenso; la crisis es obra de las minorías y sectarismo.”
Por eso creo que la inmensa mayoría de andaluces se reconoce en el mensaje del presidente del Partido Popular cuando dice que el gran objetivo común es recuperar el futuro entre todos. Andalucía no puede ser rehén de una minoría radical que condiciona el desarrollo de Andalucía anteponiendo intereses partidistas o sindicales. Y para que ese objetivo deseado sea una realidad lo más próximo posible, es imprescindible realizar cambios estructurales en Andalucía, porque los índices de paro, deuda, o PIB, ponen de manifiesto el diferencial que tiene Andalucía respecto a otras comunidades. Andalucía merece un futuro mejor no sólo porque ello constituya un deseo asumible y compartido, sino sobre todo porque cuenta con el capital humano necesario para ello.
Los andaluces tenemos en la mano la llave del cambio de esta situación. El tiempo y el esfuerzo sostenido serán la clave para conseguirlo.
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