Ante la innecesaria deriva partidista con la que PSOE e IU han querido revestir los actos del Día de Andalucía, creo que es oportuno recordar que nuestra Comunidad están muy por encima de los intereses sectarios de grupos políticos o sindicatos que han hurtado al conjunto de los andaluces el sentido de una conmemoración histórica y la han convertido en una algarada callejera. Pero lo cierto es que mientras se exhiben las pancartas y se corean las consignas, la crisis económica sigue golpeando con crudeza a la sociedad andaluza. Su magnitud alcanza su mayor exponente en el medio millón de familias andaluzas sin ingresos a las que de nada sirve todo este griterío y demagogia.
Por el contrario, desde el PP pensamos que la lucha contra el desempleo, la ayuda a los sectores más desfavorecidos, el impulso de la actividad empresarial que permita crear empleo y poner en marcha reformas que nos fortalezcan para salir cuanto antes de esta crisis deben ser el objetivo de la acción política de todos los poderes públicos. Pero para que este objetivo sea una realidad hace falta un compromiso y una lealtad institucional que tanto PSOE como IU han vuelto a demostrar que son incapaces de ofrecer al conjunto de la sociedad andaluza.
La Andalucía que desprecia el gobierno bipartito de la Junta con su sectarismo, se enfrenta a grandes desafíos como son la generación de empleo; la regeneración democrática; la mejora de la administración pública; el control de los abusos y corruptelas con los fondos públicos y la lucha contra la exclusión social. Y en ese escenario no podemos olvidar, como pretenden PSOE e IU, que los andaluces han depositado mayoritariamente su confianza en el Partido Popular en las tres últimas elecciones celebradas en Andalucía y que es responsable de gobiernos locales que representan a más de un 65% de andaluces. Es decir, que somos importantes. Que contamos y que somos necesarios.
Por eso cobra más relevancia el pretendido cordón excluyente y sanitario que la Junta de Andalucía ha querido tender, con sectarismo institucional, sobre el Partido Popular. Se trata de un comportamiento intolerable desde el punto de vista democrático que, además, no presagia nada bueno y positivo para el futuro de millones de andaluces. En la situación actual, la Junta de Andalucía no puede permitirse lujos asamblearios o convocatorias exaltadas: debe trabajar por el bien de todos los andaluces sin exclusiones ni matices. Hacer lo contrario es, simplemente, poner más barreras y sembrar de dudas el camino hacia la necesaria salida de la crisis. Un error imperdonable.
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