A estas alturas, ver sentados en una nueva Mesa de Dolencias a partidos políticos, sindicatos y asociaciones empresariales en busca de un “Pacto por Almería”, o como se diga, produce una sensación de melancólica ternura que, puestos a hablar en almeriense, podríamos traducir como que “da cosica”. Y es que, del mismo modo que sobre el papel nadie puede objetar nada a la bienintencionada ocurrencia de clonar a la ectoplasmática Mesa de las Infraestructuras para aunar voluntades y buscar el bien común, nadie que no sea un iluso o un Michael Landon de la vida puede esperar alguna concreción, avance o progreso determinante en el abordaje de los sempiternos problemas que centran estos foros posibilistas. ¿Me puede decir alguien -sin que le entre la risa floja- qué supone en términos reales que los análisis de la mesa de pactantes vayan muy avanzados y que exista voluntad de entendimiento entre las comisiones transversales e interadministrativas que abordan los diferentes bloques de trabajo? Pretender que este nuevo pitufismo suponga un punto de inflexión sobre el que pivotar la creación de empleo o mejoras infraestructurales para Almería resulta de una candidez tan entrañable que, ya digo, “da cosica” ponerla en entredicho. Pero la culpa de esto no la tienen los que, llevados de sus particulares razones, proponen el enjuague. La culpa es de quienes, siendo plenamente conscientes de la inanidad de la propuesta simulan participar en ella desde la falsa convicción y con aparente entusiasmo. Situemos el invento, por tanto, como una actividad fuera de cartel de las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro. Magnífico entremés.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/40809/dar-cosica