Cada vez se hace más evidente que el sistema político nacido de la Transición y que desembocó en la Constitución del 78 da signos de agotamiento. Un tiempo de reformas, de regeneración, de mejora y profundización de la democracia tiene que abrirse paso en el horizonte político.
La desafección hacia la clase política y el tema catalán asoman como las preocupaciones de fondo más importantes de la sociedad española, si exceptuamos la crisis económica. En este contexto, podría ser la hora de plantear cambios en unas formaciones políticas encorsetadas y cerradas sobre sí mismas a las que le cuesta abrirse a la sociedad.
Inmovilismo político Los socialistas han roto el inmovilismo político actual con su propuesta de poner al día el sistema autonómico en la dirección de un Estado federal y con las primarias como forma de elegir a los candidatos. Es más, hablan incluso de estar dispuestos a ir más allá y realizar las reformas constitucionales que sean precisas en lo que se entiende por la regeneración política que este país precisa.
Sin entrar en un debate doctrinal de fondo sobre las primarias, este sistema de selección de candidatos tendría que ser un paso adelante en la profundización de los valores democráticos. La mayor parte de los estudios sobre opinión pública confirman que los ciudadanos se decantan por los sistemas abiertos y participativos.
Sin embargo, ciertos sectores del conservadurismo son todavía reacios a lo que no sea nombramientos a dedo y desde las filas socialistas algunos consideran que este sistema alienta la división y confrontación. Pero, con todos sus déficits, las primarias suponen un avance cualitativo en la praxis democrática.
Ahora bien, se hace necesaria no solo la participación de los militantes, sino también la inclusión del voto de los simpatizantes, así como articular debates y propuestas y, es fundamental que los aparatos de los partidos sean neutrales en el proceso, aunque esto sea difícil en unos partidos poco acostumbrados al debate y la confrontación de ideas.
Con su apariencia de primarias, el socialismo andaluz ha perdido la oportunidad de revitalizarse, de construir un relato mas ilusionante entre sus votantes y militantes.
Por su parte, los populares andaluces, siguen rehenes de ese conglomerado mediático con sede simbólica en los Remedios (Sevilla) que le dicta el estilo de la agenda y los aleja de las zonas templadas. No es de extrañar que haya sectores en el partido andaluz que piden la vuelta del espíritu del exministro Manuel Pimentel, si quieren ser alternativa real de gobierno.
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