Primero fue la pantera

La pantera negra de Castala seguía sin ser localizada, aunque no cesaban los testimonios de quienes se la habían cruzado o la vieron a lo lejos. Hasta unos agricultores afirmaron que el felino se acercó hasta el tractor con el que labraban la tierra.

Al misterio de la pantera le sucedió el hallazgo del cadáver  de un cefalópodo de especie desconocida y más de cinco metros de longitud, que apareció descompuesto una mañana en las playas de Vera. Y cuando las sorprendentes apariciones de una fauna impropia del lugar  parecían haber llegado a su fin, ocurrió lo del hallazgo de un enorme pez muerto cerca de las aguas de Garrucha, que llevaba en sus fauces un melón de la mancha.   

Las investigaciones sobre estos tres sucesos estaban estancadas y los responsables ya habían filtrado que bien podría tratarse de las bromas de un desaprensivo que les estaba haciendo perder el tiempo. 

Aunque esta versión dejaba algunas incógnitas sin resolver, hubiera terminado por ser aceptada pues no era improbable sobre todo por lo del melón, pero cuando el asunto se daba por cerrado apareció  aquel orangután pelirrojo, ahogado en la orilla del cable inglés, con una camiseta  de tirantas y con publicidad de una caseta de la feria de Almería.   

Volvió el desconcierto y la inquietud, las hipótesis más atribuladas circulaba en boca de todos: los ecologistas hablaban de un criminal en serie y el Subdelegado del Gobierno garantizó que las investigaciones avanzaban a buen ritmo y que todo terminaría esclareciéndose en unos pocos días. 

Aquella misma mañana en la Torre del Homenaje de la Alcazaba encontraron una jirafa esparramada entre un charco de bilis negra y maloliente. Los resultados de la autopsia no dejó de sorprender a nadie en el vientre del animal aparecieron dos discos duros, repletos a rebosar de información contable, anotaciones de entregas en lenguaje críptico, pero con el primer apellido completo, que coincidía con el de algunos políticos de primera línea.

A partir de aquel hallazgo, los sucesos de los últimos días empezaba desenredarse y ya no cabía otra versión por la que descantarse. Una broma, todo era fruto de una pesada broma.