La dictadura aritmética del PP

La dictadura aritmética del PP

Kayros
21:29 • 03 sept. 2013

Borges dijo aquello de la dictadura aritmética probablemente para definir ciertos actos parlamentarios en donde impera la mayoría absoluta, Con la mayoría absoluta las razones o las  necesidades explicativas  del poder quedan en segundo término. 


Sube al estrado la oposición, ésta raramente unánime, critica con palabras que no con silencios, la gobernanza del presidente, y mientras, los diputados de su  partido pueden solazarse yendo al bar, al baño o a sacarse una entrada para los toros. 


Solo cuando voten, sabremos que todo aquello  que aportó  la oposición al entendimiento del país  sirve para bien poco, a lo sumo para llenar páginas de periódico. Aquí  sí que voto es sinónimo de veto, como dice  Alonso. A Franco le molestaba no poco tener que dar explicaciones al pueblo,  por eso aborrecía a muerte al demonio demoliberal.  Le parecía que los políticos perdían el tiempo. Estos  nietos de  aquel régimen con nombres que todavía se arrastran como “trader” de grandes empresas financieras, madres de la crisis económica todavía sin explicar, no quieren demasiadas cuentas    con el Parlamento. Dicen que ya lo han  declarado todo sobre Bárcenas. En el fondo no creen en las exigencias  de la democracia; prefieren  zafarse de los periodistas huyendo por el garaje, o a lo sumo, aparecer  como Cristo resucitado en una  televisión de plasma. 




¿Y por qué esta terquedad en no hablar  precisamente en el sitio adecuado pensado  para la gloria civilizada de la palabra? Les gusta más decir que  la oposición lo que busca es conspirar. ¿ Cómo se le quedará el cuerpo al ciudadano cuando  ve que le  destrozan los ordenadores donde quizá podría estar la verdad?  


Si realmente el PP colaborara con la justicia convencido de que nada tiene que ocultar ¿a qué  vendría esa táctica de demolición de pruebas? Hay una creencia  de  que  el pueblo olvida pronto, basta que se le dé un poco de nacionalismo trasnochado a lo “Gibraltar español”  para que Bárcenas  se diluya como la pantera  de Castala, pero, cuidado, porque un desprecio  al Parlamento  recuerda demasiadas cosas del pasado. El ciudadano está antes que el partido, señor Rajoy.






Temas relacionados

para ti

en destaque