Esta semana se cumplen dos años de gobierno del partido Popular. En este tiempo, poca gente ha quedado sin ser afectada por las contrarreformas que han llevado a cabo, casi todas ellas muy dolorosas. Los españoles hemos cumplido dos años de penitencia, supuestamente debido a las muchas faltas y pecados que cometimos tiempo atrás. Pecamos porque entendíamos que el trabajo que nos daba las pelas, era para siempre. Como dice nuestra Constitución, creíamos en el derecho al trabajo. Estábamos equivocados nos dicen hoy. Hemos pasado de ver salir de los supermercados a los obreros con los carros llenos, a verlos en las colas de las oficinas de empleo y en los comedores de beneficencia. Volvemos a la España de siglos pasados, con millones de parados en las calles. Para solucionarlo, este gobierno ha impuesto una reforma laboral para firmar contratos precarios con salarios de miseria. De esa forma los que todavía pueden emplear, que solo son las grandes empresas, han reducido sus costes laborales y pueden disponer de una mano de obra que acepta las peores condiciones laborales.
Es la vuelta al caciquismo y el que no esté a gusto, que emigre como sus abuelos. Hoy nada es seguro, hay que “emprender” aquí o en Lituania. Otro de los grandes pecados que parece ser cometimos, fue la osadía de comprarnos una casa para vivir. Caímos en el pecado capital de la avaricia al consentir hipotecas, arrastrados por Satanás y sus banqueros. Hoy por no pagar al Cesar, somos desahuciados del paraíso por los pobrecitos bancos que necesitan tanta ayuda del Estado. Fuimos tan malos que empezamos a gozar de forma temprana una jubilación que podría ser duradera, arropada con una pensión que se actualizaba cada año.
Pero ahora el Partido Popular ha descubierto que habrá demasiados viejos para pagarles. Han roto el Pacto de Toledo para congelar las pensiones y nos harán trabajar mas años para mantener a nuestros nietos en paro. La mayor culpa nos dicen, la tuvieron esos socialistas que fueron tan derrochones que hasta se atrevieron a legislar una atención a los dependientes que tanto nos cuesta. ¡Habrase visto!. Esto se acabó, gritó Rajoy, un día después de ganar las elecciones. Han pasado dos años y estos niños y niñas guapas del PP de la calle Serrano, han dejado este país como en el tiempo de María Castaña. Ellos que se la tildan de modernos han retrocedido siglos, en tan corto tiempo. Pero hay algo que todavía no han cambiado. Dentro de dos años votaremos y empiezan a temblar.
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