A pesar de sus turbias relaciones mafiosas, entiendo que Sheldon Adelson no haya instalado Eurovegas en España al recelar que el Gobierno podría cambiarle las reglas en mitad de la jugada.
Razones para ello no le faltaban. Si hubiesen sido igual de desconfiados que él los inversores en energías renovables y no se hubiesen fiado de las promesas de Rodríguez Zapatero, ahora no se encontrarían sin subvenciones y en la ruina más absoluta.
Pero es que los Gobiernos suelen decir digo donde antes decían Diego, como el ministro José Manuel Soria, quien juraba que no subiría más la luz y ahora lamenta tener que hacerlo en enero.
Y de Cristóbal Montoro, el gran recaudador, ¿qué decir? En su afán de aplicar normas con efecto retroactivo, está dispuesto a quitar las deducciones fiscales por inversión en vivienda nueva, dejando a sus compradores con el culo al aire.
No es, ni será, la única causa o motivo por los que los ciudadanos tengamos que exhibir nuestras vergüenzas ante una Administración más ocupada en esquilmarnos que en cuidar de nuestro bienestar. ¿Quién, sino ella, a través del FROB, modificó la valoración de obligaciones preferentes y deuda subordinada hasta llevar a sus poseedores a la miseria?
El común denominador de todos estos expolios es el de haber sido perpetrados a toro pasado, cambiando sobre la marcha las leyes vigentes. Es lo que le puede suceder mañana mismo a la fiscalidad de los planes de pensiones o a las retribuciones de los pensionistas.
A eso se le llama, lisa y llanamente, inseguridad jurídica, que es lo peor que le puede pasar a un Estado de derecho camino de dejar de serlo. ¿Es así como piensan atraerse nuevas inversiones extranjeras?
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