En ocasiones asistimos al establecimiento de intensos debates y encendidos cruces de opiniones que superan, por su apasionamiento, a cuestiones relevantes de las que poco o casi nada se habla a pesar de su trascendencia. Es legítimo hablar de todo y no hay que olvidarse de cuestiones de interés concreto, pero se pasa por encima de situaciones tan determinantes como la mejora de las cifras de empleo o haber terminado con la amenaza del rescate financiero como un escenario posible para España. De hecho, el año 2013 concluyó con una disminución del paro registrado de 147.385 personas, en el mejor mes de diciembre desde 2001 y, por primera vez en casi tres años, la prima de riesgo ha bajado de los 200 puntos. No se trata de opiniones más o menos aventuradas, sino de datos contables. Y de estas cuestiones, que hace unos meses nos atenazaban y nos preocupaban a todos, ahora apenas se habla. Tras nueve trimestres de caída estamos recuperando el crecimiento y las empresas españolas atraen 40.000 millones de inversión extranjera.
¿Significa eso que hayamos salido de la crisis? Naturalmente que no. Soy consciente de que todos estos cambios favorables no han tenido todavía incidencia directa en la economía real de las familias y que los grandes números tardan en mostrar su efecto en las situaciones concretas del día a día. Pero no es menos cierto que el paso imprescindible y obligatorio para llegar a esa deseable situación es el que anticipan ya los grandes indicadores, los mercados y los analistas. Vamos en buena dirección. Pero como ha dicho recientemente el presidente Mariano Rajoy, tenemos 4.727.814 razones por las que vamos a seguir trabajando con ilusión y perseverancia. No podremos considerar superada la crisis mientras se digan dando estas cifras de desempleo y existan familias con graves problemas. España está creciendo como resultado de las políticas y reformas necesarias que ha puesto en marcha el Gobierno del PP, sentando las bases para empezar a crear empleo en 2014 y garantizando el Estado de Bienestar con una Sanidad y Educación públicas, un sistema de pensiones sostenible y la continuidad de las prestaciones por desempleo. Un escenario que, en mi opinión, requeriría de una mayor amplitud de miras por parte del principal partido de la oposición, el PSOE, permanentemente entregado a una infructuosa tarea de obstaculización, obviando estas realidades y centrándose en los aspectos negativos de una agenda política diseñada, principalmente, para evitar el desastre sin paliativos al que nos empujaba la nefasta gestión que ellos mismos protagonizaron.
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