Pidiendo el voto puerta a puerta

El hecho de que vamos en la buena dirección lo corroboran ya hasta la Merkel

Kayros
22:30 • 16 ene. 2014

Suena el timbre en una casa de las afueras. Sale la dueña con cara de disgusto porque está perdiéndose la filípica de Motamoros a Kermele en el programa” Sálvame de Luxe”. –¿ Qué quieren ustedes? añade mientras enciende la luz del pasillo. Dos jóvenes muy bien trajeados y portando grandes carpetas con estadísticas salen de las sombras- El más alto exclama:


- A la paz de Dios, señora. Somos dos militantes del PP que venimos a informarle del programa del partido para las elecciones europeas del 15 de mayo.


- ¿ De qué programa me habla?¿ El de antes de ganar las elecciones o el que se sacaron después?




- Nosotros –contestó el más espabilado-no somos veletas. Eso es cosa de los otros partidos.


La señora algo nerviosa y con señales de que aquello le interesaba lo que a u n burro el Boletín Oficial exclamó: 




- Mirad, chicos, no entiendo de política. Mejor que venga mi marido. 


En estas sale el marido con cara de sueño. Las próximas elecciones le habían reventado la siesta. A todas luces prefería descansar porque había pasado la noche de vigilante en unos grandes almacenes y poco más tarde iría a llevarle la contabilidad a un tendero del centro. 




- Niños, ¿qué se les ofrece?- preguntó. Para romper la tensión del momento , los militantes trataron de hacerse simpáticos ofreciendo tabaco.


- No fumo -dijo el marido-


- Bien.- se adelantó el más joven-. 


- Usted tendrá noticia de la visita del presidente Rajoy a Norteamérica. Ha sido felicitado por Obama por haber sacado a España de la crisis- El hecho real de que vamos en la buena dirección lo corroboran ya hasta la Merkel y todos los líderes de la troica.


El marido cortó la conversación.


- Miren, no he tenido tiempo de enterarme de nada. Desde que vuestro Gobierno ha rebajado los salarios y ha puesto al trabajador entre la horca y la guillotina, hay que romperse el culo para poder comer y pagar la luz. Los propagandistas se hacieron señales de que allí no había nada que rascar. -



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