Don Pablo Venzal da una prorroga de cinco años en la ITE

Juan Torrijos
18:28 • 18 feb. 2014

Hay que reconocerle al edil de urbanismo que en esta ocasión si ha demostrado una preocupación por esos ciudadanos que viven en viviendas con más de cincuenta años y que tenía que pasar revisión en éste catorce. Dijimos en su momento que se trataba de un impuesto más inventado por los políticos, como en su día fue el de los vehículos, siempre buscando e ideando la manera de meter la mano en los bolsillos de los silenciosos votantes. Por una vez, tendrían que ser muchas más, hay que reconocer que el edil de urbanismo de la capital, Pablo Venzal, ha estado cercano y preocupado por la situación que viven muchas de esas familias que habitan viejas viviendas del centro y que no tienen unas saneadas cuentas económicas. Los cinco años de prorroga que acaba de aprobar el ayuntamiento, gracias a Pablo Venzal, es un respiro a la espera de mejores tiempos, de soluciones de crisis y de otros políticos que sean capaces de abrir esperanzas en los bolsillos de tantas miles de familias que tendrán que hacer frente al nuevo impuesto para que ellos, los políticos, puedan seguir disfrutando de una vida a cuerpo de rey. Esta sensibilidad tendría que ser la tónica de la vida política de todos ante la situación que están viviendo las familias. Es consciente don Pablo de que la gran mayoría de los habitantes del centro, donde las viviendas pasan de los cincuenta años, son personas mayores, jubiladas en su gran mayoría y teniendo que ayudar a los hijos que se han quedado en el paro. Cualquier medida que se tome a favor de este colectivo hay que agradecerlo, y lamentar que esta misma sensibilidad demostrada por el señor Venzal no se haya visto acompañada a la hora de otras tasas e impuestos que hemos visto aumentar en los últimos tiempos.


Una pica no gana una batalla, pero puede ayudar en la larga guerra en que nos han metido los políticos con sus fastuosos gastos y las millonarias subvenciones a sus amigos.  Reconocer de vez en cuando la situación en que vive el vecino y hacer algo por él es algo de agradecer, pero que no se quede sólo en una pica, sean capaces de adelgazar los gastos, cuadrar las cuentas y dejen de ser una carga para el ciudadano. Son ustedes, más que una carga, una losa que no nos deja vivir.







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