Les suena,¿ verdad? Es la frase que más se repite en reuniones de alto standing, acreditados simposios internacionales y tertulias radiotelevisivas. El consejo de política económica que hasta puede ser piadoso se ha convertido ya en un monótono mantra para la clases trabajadoras colocadas ante el dilema de ser despedidas o agarrarse a un clavo ardiendo. Grandes conferenciantes de la cosa que suelen cobrar unos 200.000 dólares por reunión, lo primero que farfullan al comenzar el acto es que hay que bajar los salarios. En verdad parece que los salarios tuvieran la culpa del desmadre capitalista de estos cinco años... Y ni siquiera ahora que, según Rajoy ya hemos salido del berenjenal, se privan nuestros mentores de recomendarnos la misma monserga. Incluso hay grandes empresas que aún ganan lo que no está escrito, se quejan de no haber crecido tres veces más. Por todo ello no hay otro remedio en este planeta de la solidaridad humana que bajar salarios y si la cosa se pone seria, poner vallas cortantes en la frontera. Pasen, pasen los capitales, no así las personas. Los primeros marxistas decían que el salario era el mínimo cuantitativo que necesita el trabajador por cuenta ajena para mantener su vida productiva. Estas restricciones periódicas de dinero ponen en peligro no solo sus fuerzas físicas sino sus alentadoras ganas de estar en este mundo. No obstante los economistas dicen que bajando los salarios disminuye el consumo, base del crecimiento. Subir impuestos y bajar salarios, he aquí el milagro matemático que soluciona todos los desastres de la crisis. Por algo el PP, nada más ganar las elecciones generales tras el supuesto empujón negro de Gurtel, lo primero que hizo fue tirar a la papelera su programa de bajar impuesto. Resultaba más hacedero emprendedores bajar salarios y por ahí vamos. Según van las cosas, este país no se normalizará, tal como desea la derecha, hasta que los salarios no sean de ermitaño en el desierto y tenga que traer el pan cotidiano una paloma salvaje. Se van a quedar tranquilos los Bárcenas, los Blesa y toda la CEOE reunida. Bajar los salarios ¿ cómo no se nos ocurrió antes? Ahí estaba la panacea, la piedra filosofal, la carabina de Ambrosio. Ya ni nos acordamos de cuando subían los salarios.
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