Erratas, errores y otras confusiones

Estos días tan propicios a la penitencia y al remordimiento encajan bien con el acto de pedir perdón públicamente  a cargo de quienes hacemos los periódicos. Siempre me pareció una temeridad y una presunción opinar de todo lo que ocurre en el planeta y hacerlo rápidamente como exige este oficio. Lo primero, las erratas. Quienes llevamos ya muchos años escribiendo, nos duelen las erratas en nuestros textos como si nos arrancaran la piel . Y no menos vergüenza nos producen las palabras mal empleadas, los verbos sin concertar , los géneros cambiados o invertido para no entrar en otras sutilezas. Como decía Camilo José Cela no es lo mismo que joderse que estar jodiendo, no es lo mismo “ sembrar el pánico” que “sembrar el panizo”. Y así podríamos traer aquí  un montón  de frases que hicieron época, muchas de ellas  graves, puesto que sabemos que por una coma un reo podía  ir a la horca. Vaya por delante que  en la redacción de este periódico hay libertad. En nada se parece el sistema de impresión de ahora con el plomo de antes. En líneas generales tampoco podemos decir que aquí funciona el   rojo lápiz censor de antes de la transición cuando te dejaban el articulo hecho un Cristo flagelado. Ahora, en cambio, existen otras servidumbres , la principal de todas ellas la matemática . Los textos se cuentan por letras . No te puedes pasar de un números exacto .Cuando lo haces   aparece ese “topo” que todos tenemos en el fondo de las redacción sacando la máquina de cortar. Me hago responsable de todos los errores ya sean gramaticales , sintácticos o de deontología, pero aún así siempre quedan algunos  casos extraños que sigues sin entender. Por ejemplo: El dia l3 de marzo publicaba yo aquí una columna con el título “ Más cosas sobre los brujos”. Venía a decir, entre otras cosas , que los gurús o asesores económicos de ahora son los verdaderos brujos de entonces. Al final alguien cambió la palabra “ austericidio” por “autoservicio”, con lo cual una frase que era critica se convertía en recomendable. En este plan el dichoso “autoservicio” habría obligado al Gobierno a hacer recortes en educación, sanidad e investigación. ¿ Se entiende , verdad?