Un gobierno ineficaz en manos de radicales

Ni Izquierda Unida podía haber llegado a más, ni Andalucía a menos. Los andaluces no merecen el indigno espectáculo de altanería radical y penosa sumisión que los socios del pacto de perdedores (IU-PSOE) están ofreciendo en su desgobierno de la Junta de Andalucía. 

Y este descontrol, que se traduce en una alarmante incapacidad para generar respuestas eficaces y soluciones a los problemas reales de miles de familias andaluzas, sobrepasa el ámbito de la normal crítica política y el debate parlamentario. Es una cuestión de emergencia regional, porque doña Susana Díaz ha impulsado a la Junta a las más altas cotas de la ineficacia para terminar poniendo el gobierno de toda Andalucía en manos de unos radicales que recibieron un número muy pequeño de votos. Y así, es normal que muchos andaluces estemos alarmados y preocupados por la deriva en la que ha entrado el gobierno de la señora Díaz, asumiendo la humillación política como parte del peaje del pacto y conduciéndose por unos cauces de dudosa legalidad en cuanto al realojo de familias necesitadas de una vivienda social. Lamentablemente nuestra presidenta ha preferido seguir mandando y gobernando o al menos aparentarlo. Ha perdido una opción maravillosa para demostrar que es algo más que una heredera designada a dedo, porque cuando ha tenido que actuar con dignidad institucional y defender la ley ha preferido mirar hacia otro lado, tragar los desplantes de sus socios comunistas y tirar por el retrete todos los principios que decía que iba a defender. 

Sillón Y las consecuencias de toda esta inconsistencia la estamos pagando todos los andaluces, porque el miedo de perder el sillón que necesita doña Susana para sus ambiciones políticas personales la ha obligado a vender a Andalucía a los radicales por un puñado de votos y dejar a la comunidad más afectada por el desempleo de toda Europa en manos de un grupito antisistema. Y eso no es más que garantía de más paro, más descontrol y más fracaso. Todo este espectáculo coincide, además, con la publicación de un informe de Eurostat que certifica que Andalucía es la región con más desempleo de toda Europa y con el avance de nuevas investigaciones policiales que señalan el descubrimiento de una nueva trama de corrupción y saqueo de fondos públicos que, según las primeras impresiones, podría dejar en mantillas a la de los ERE fraudulentos.

Esta es la realidad de la Andalucía que queda tras treinta años de socialismo en la Junta: un gobierno ineficaz en manos de radicales. Qué desastre.