La compraventa del voto

Las ofertas se han multiplicado, no cabe duda, y yo diría que ahora resultan hasta más atractivas

Kayros
22:00 • 14 may. 2014

Era muy extraño que esta campaña electoral no descubriera nuevas formas de compra- venta. Pasan los años y cada época abre un “ schoping” original adaptado al nivel comercial de la sociedad en que vivimos. En tiempos de rebajas, noches en blanco y otras estrategias del trapicheo trilero ambulante le tenía que llegar su hora también al voto político. Y el PP parece que lo está intentando en alguna zona periférica de la península. Si miramos hacia atrás. Hubo un tiempo en que el caciquismo compraba el alma del descamisado por un bote de tabaco de picadura o si no había comido carne en muchos años, por un solomillo de vaca. 


Las ofertas se han multiplicado, no cabe duda, y yo diría que ahora resultan hasta más atractivas. Probablemente es consecuencia de la crítica a la corrupción y al escándalo de las donaciones. Gurtel , los ERES andaluces, los Coros y Danzas, los de la ceja, ya están demasiados vistos. Cada plebiscito genera sus estrategias peculiares. Esta sociedad vende ahora su alma por unas cuantas monedas, teniendo en cuenta que esas monedas tienen el aliciente de la cercanía del poder. Así hemos llegado a darle una impronta comercial a casi todas las cosas que antiguamente nos hacían felices, desde la virginidad del casamiento burgués hasta la noche de bodas más fantástica. Los mítines hoy resultan soporíferos y harto caras las cabalgatas electorales, ahí tienen ustedes , en cambio, a los especialistas en marketing para abrirles mercados nuevos. ¿ Quién con el presupuesto ajustado, con dificultades para llegar a fin de mes, no le echará un ojo a las propuestas del partido de la derecha? Lo esencial es ganar las elecciones. Ofrecernos el voto que lo demás se os dará por añadidura. Y con este soniquete de fondo, oímos decir que la creación de empleo ha llegado para quedarse, que ya hemos salido de la crisis y que todo es cuestión de esperar unos cuantos años. Bendita democracia, sueño juvenil que nos hizo creer que se acabarían las desigualdades y los enchufes y los puestos en la Administración sin oposiciónes. Bendita a pesar de todo porque al menos tenemos elecciones urnas, ya no dicen aquello tan repetido de que el destino de las urnas era romperlas.







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