El toque de atención

A este paso, al bipartidismo le quedarían unos cuantos telediarios antes de abandonar la Moncloa

Kayros
01:00 • 31 may. 2014

No voy a quemarme las pestañas buscando datos concretos sobre la pérdida de votos del PP en las recientes elecciones. La obsesión demoscópica no es precisamente una fiebre obsesiva de esta sección. Me conformaré , empero, con esta especie de deducción provisional. Vean: Si después de la campaña de la recuperación, de la crisis felizmente superada y del crecimiento sostenido del empleo; si después de haber oído a los grandes organismos europeos apoyar la política económica de Rajoy, la gente se abstiene o da su voto a otros partidos minoritarios. es que, como se ha escrito tanta veces estos días, aquí lo que existe es un fondo sociológico de frustración y malestar. Restos quizá de las dos Españas machadianas que retornan. A este paso, al bipartidismo, al PP en concreto, le quedarían unos cuantos telediarios antes de abandonar la Moncloa. Gabriel Amat, Presidente provincial del Partido Popular de Almería, ha llamado a este ensayo de batacazo electoral un simple “toque de atención”, pero está por ver si las elecciones que vienen son distintas a las europeas. Si como temen algunos, se decretara la muerte del bipartidismo, no seré yo quien se rasgue las vestiduras anunciando el apocalipsis, como está haciendo histéricamente la derecha, pero sí es cierto que podría dañar a la democracia. Por lo tanto, el toque de atención debe servir para algo, digo yo. Algo habrá que hacer con la austeridad sin crecimiento, con la corrupción y sus responsables yéndose de rositas, con los millones de jóvenes que no tienen dónde acogerse salvo el exilio incierto, con los paraísos fiscales refugio de tiburones voladores, con las familias al borde de la pobreza. con los desahucios, con la educación, con la sanidad, con el I+D+i etcétera. El toque de atención debe alcanzar a todo esto y mucho más. No es suficiente repetir un día sí y otro también que es cuestión de tiempo , que el Gobierno lo siente mucho pero el consuelo es que todo marcha bien gracias a las reformas. Por cierto, por ahí fuera  nos siguen dando la de cal de que vamos bien, junto a la de arena que hay que bajar los salarios. Estos hombres de negro es que no tienen hartura.







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