La Junta y la alimentación de nuestros hijos en edad escolar

Cuando en su momento la Junta anunció que se iba a tener una sensibilidad especial con las hambres de los niños en Andalucía nos pareció de perlas. Es una pena que esa sensibilidad no se haya demostrado durante los pasados treinta años con el empleo en nuestra comunidad. Un padre trabajando quita más hambre que todo plan organizado por los dirigentes que nos gobiernan, sea Madrid o Sevilla. Pero ya que siguen manteniendo a Andalucía como la región con más paro y más hambre del país, por lo menos que se preocupen de las hambres de los más débiles: los críos.

Lo triste es que las hermosas palabras en eso se quedan, en palabras. En estos tiempos estamos viviendo una disputa entre esos dirigentes que tanto se preocupan de nuestras hambres y de las organizaciones encargadas de darles de comer a los escolares. Ampas y Junta se vienen tirando los tejos desde hace meses, sin encontrar una solución.

A la Junta de pronto ya no le interesa que estas organizaciones se hagan cargo de los comedores escolares. Organizaciones que como saben ustedes están dirigidas por los padres de los alumnos. Y que quieran que les diga, prefiero que se una madre la encargada de darle de comer a sus hijos a que lo haga una empresa privada elegida por unos políticos. No me gustan los intereses opacos de los políticos.

Ante la privatización del comedor, la junta lo llama externalización, han saltado los padres. Y se ha empezado a conocer la realidad. La Junta le debe a estos centros casi ciento cincuenta mil euros. Esa cantidad en comida para los infantes es mucha comida. Lleva doña Susana seis meses sin pagar la comida de los niños almerienses a cinco Ampas. Así como lo está leyendo.

Luego muchos planes contra las hambres infantiles, pero que las paguen otros. O por lo menos que carguen con los gastos durante meses hasta que a ellos les venga bien abonar las facturas. Y por esas obras los conoceréis. Lo lamentable es que están jugando con el paro de unos jóvenes, de los padres de familia y con el hambre de unos críos. Luego se quejan de que los criticamos, que los tratamos mal. Han pensado ustedes que estos señores/as de Sevilla llevan sin pagar la comida de sus hijos desde hace seis meses. ¿Qué habría que hacerles, a parte de mandarlos a sus casas para el resto de sus vidas?