Un soplo de nada vacío de todo

El vendehumismo oficial andaluz anda estos días con las calderas al rojo expandiendo por todos lados la gozosa noticia del aniversario del impulso digital de Susana Díaz a la presidencia de la Junta. Más Susana; es la guerra interna del PSOE. Los apóstoles del presunto “tiempo nuevo” van por ahí placeándose con la buena nueva de que esta señora lleve un año bruñendo el sillón presidencial de San Telmo y asegurando que todo ha cambiado a mejor gracias a ella. Lo único que falla en esta nueva campaña de evangelización laica es que el peso de las palabras es muy superior al de los hechos. He repasado la lista de sedicentes “cambios” que habría supuesto este tiempo nuevo y, francamente, no hay más que lugares comunes, términos huecos y aperos para la fabricación de titulares cariñosos. Admírense si no de uno de los motivos que, según el PSOE, constituyen una demostración del cambio que supone el susanato: “Voz más cercana” (sic.) Debe ser que en Almería estamos más sordos que una tapia, porque ya me dirán cómo y de qué manera hemos podido oír a Susana Díaz a la hora de avanzar este año en las obras del hospital materno-infantil, en la rehabilitación (que a este paso acabará siendo reconstrucción) de la Casa Consistorial y la Plaza Vieja, en la autovía del Mármol o en tantas otras cuestiones que la Junta de Andalucía tiene en Almería silenciosas y cubiertas de polvo, como el arpa que aguarda la mano de su dueño en el oscuro ángulo de un rincón. Becquer (hago la mención para las víctimas de la LOGSE) era tan sevillano como doña Susana, pero infinitamente menos cursi, que ya es decir. Y es que esa voz cercana, ese susurro, ese suspiro, no es más que un aire, un soplo de nada vacío de todo. Palabras al viento que trae el eco lejano de quien, asegurando llevar a Almería en su corazón, demuestra con hechos que por no llevarla, no la lleva ni en la glotis.