Que la presidenta de la Junta de Andalucía venga a Almería, a la Comarca del Mármol, al acto anual de entrega de premios que reconocen la valía y proyección de una zona industrial y trabajadora de Almería es siempre una buena noticia, porque las zonas productoras necesitan del apoyo, de la ayuda y el reconocimiento de las instituciones públicas. Pero no voy a detenerme en el acto institucional o en los siempre medidos discursos. Me voy a quedar en algo que casi nadie se habrá atrevido a recordarle a la máxima dirigente del gobierno bipartito andaluz (PSOE-IU).
Comarca Y eso que quiero decir es algo tan sencillo como evidente: que la presidenta de la Junta habría llegado a esa comarca almeriense mucho más rápida y cómodamente si el gobierno que copreside con los comunistas hubiera cumplido su promesa de acabar la variante de Albox, prometida por la Junta de Andalucía en 1987 y que está todavía sin finalizar. Esa es la realidad que los miembros del séquito de doña Susana no quisieron o no se atrevieron a decirle a la presidenta de la administración que lleva más de dos décadas marginando, ninguneando y obstruyendo a una comarca con la que quiso tener el gesto de venir a hacerse una foto con los premiados de este año. Los almerienses acusamos ya el hartazgo supremo de una Junta de Andalucía que se ha mostrado inútil e incapaz a la hora de resolver y mantener las necesidades infraestructurales básicas de nuestra provincial.
Empresarios Los empresarios del mármol saben perfectamente el daño que esa carencia está haciendo a la Comarca en particular y a Almería entera en general. Si no quieren mostrarse ahora más explícitos o combativos en su reivindicación, sus motivos tendrán. Pero si no lo dicen ellos, lo diremos desde el Partido Popular: Almería necesita esa carretera ya. Con urgencia y sin más excusas.
Capacidad de mandar Y no será porque la Junta no tenga capacidad de mandar a trabajar a las máquinas. La pasada semana volvimos a ver a la maquinaria de la Junta demoliendo con aparatosidad las viviendas de unos jubilados ingleses en Cantoria, mientras miles de viviendas ilegales siguen repartidas por el resto de Andalucía y mientras el hotel del Algarrobico sigue ocupando una primera línea de playa sin que la misma Junta que lo autorizó sepa ahora qué hacer con él después de declararlo ilegal. El espectáculo del descontrol urbanístico y la pésima imagen nos la llevamos los almerienses gracias a doña Susana Díaz y su gobierno, que está más dedicado a la autopromoción, a la fotografía y al gesto y a cualquier otra cosa antes que a la gestión.
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