El rosario de promesas de los partidos en vísperas de campaña electoral suele ser un muestrario aburrido, pero hete aquí que la irrupción de Podemos pone unas notas que colorean la grisura de los ofrecimientos que jamás se cumplirán. Y hay propuestas deslumbrantes como la de proporcionar agua y electricidad gratis a los okupas en Andalucía. Eso sí que me parece un paso adelante ante el progresivo aburguesamiento del proletariado que paga el alquiler de una casa, o la hipoteca si la hubiera comprado y, encima, tiene que pagar la electricidad y el consumo de agua por no haberse hecho un okupa de provecho. La letra con sangre entra, y esto de la revolución hay que ponerlo muy clarito para que no se escape el personal hacia el lodazal capitalista.
Claro que lo más enternecedor es este párrafo, de cuidada redacción, en un intento en parecerse a los de la casta, que suelen escribir así: "estrategias territoriales para la creación de empleo, orientándolos principalmente a apoyar proyectos productivos de puesta en valor de recursos agrarios infrautilizados, en fincas públicas o privadas que no cumplan con la función social de la propiedad.
Vicente Maduro, ese estupendo conductor de masas y autobuses, no se dejó llevar por circunloquios y, sin bajarse del coche, señalaba una finca y ordenaba: "¡Exprópiese!" ¿Y quién diagnosticará que la finca privada no cumple con "la función social de la propiedad"? Bueno, para no perdernos en trampas leguleyas que el expropiador de guardia haga el preceptivo informe, porque si empezamos a meter abogados, jueces y a respetar el Estado de Derecho nos van a dar las uvas esperando la revolución.
De las dos propuestas, la de la expropiación suena a doctrina de los años 20 del siglo pasado, pero la de los okupas es una luz en las tinieblas. Y, además, una luz que saldrá gratis.
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