De Triana y decente. Casi nada

“La igualdad de circunstancias y el relato de una realidad incómoda son para Susana situaciones raras”

Jose Fernández
23:05 • 17 mar. 2015

La copla nos enseña que cuando una mujer del sevillano barrio de Triana alardea de su decencia, lo siguiente que suele hacer es mover la bata de cola, como hacía la Carmen de España. Pero la trianera que los andaluces hemos visto en el escenario frío y desasistido de los debates electorales está muy lejos del tronío con el que se desenvolvían las más grandes. Incómoda, desasosegada y faltona, la presidenta Susana Díaz ha evidenciado en sus dos apariciones televisivas la luminosa desnudez de un producto/marca que flaquea cuando no encuentra el marco de un semicírculo de sus propios micrófonos o el eco de un auditorio de convencidos. Fuera del cielo protector de la radiotelevisión pública andaluza y sin el jaleo del cuadro habitual de batidores de palmas, a la señora presidenta se le avivó el rescoldo prendido en las largas tardes de sábado en la agrupación, cuando afilaba colmillo entre paredes llenas de puños y rosas. Y como suele pasar a los que mandan mucho, la igualdad de circunstancias y el relato de una realidad incómoda son para Susana situaciones raras y enigmáticas en donde no basta con recurrir al argumento de la autoridad jerárquica o a una frase/titular que todos aplauden aunque no signifique nada. Dando evidentes muestras de desasosiego, la presidenta apostó por sacar a pasear a la Carmen de Triana, la cigarrera de Sevilla que a los guapos del barrio hacía ir de coronilla. Pero ni por esas. Ni Carmen, ni España, ni Merimé. Nada más que una candidata sin temple y sin discurso, evidenciando las razones por las que inicialmente se oponía a los debates televisivos a los que ha acudido a la pura fuerza. “Yo soy decente”, decía, como si eso fuera algo relevante. ¿De verdad que esto es lo mejor que tiene que ofrecer el PSOE a los andaluces? 







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