El principal momento político de Santiago Martínez Cabrejas ‘Santi’ (El Padul, Granada, 1948-Almería, 2015) fue estar en el centro de la elección del primer Ayuntamiento democrático de la Transición en Almería, aquel 19 de abril de 1979, cuando fue proclamado alcalde, arropado por el pacto de la izquierda (PSOE, PCE, PSA) que lo hizo posible. Apenas han transcurrido tres semanas de su fallecimiento, en estos tiempos del desconcierto político, y es bueno recordar y reflexionar sobre la emoción de aquel día y qué queda de aquel entusiasmo colectivo, ante la cercanía de las elecciones municipales en mayo de 2015.
La elección de Santiago Martínez Cabrejas en 1979 y la proclamación como alcalde fue el primer encuentro en Almería con la esperanza de una sociedad en transformación con el cambio que se avecinaba. La gran dimensión de ese sentimiento personal y colectivo, anónimo, no ocurrió ni con el momento de la Constitución ni con los distintos procesos electorales. El entusiasmo colectivo estalló por primera vez en Almería en el salón de plenos del Ayuntamiento aquel 19 de abril de 1979.
La vida ciudadana en parte todavía estaba vigilada, aunque ya había bastantes ventanas abiertas por la presión de la calle, hacia nuevas expectativas en ciernes para construir una sociedad nueva y los Ayuntamientos eran (son) el escenario clave para reconducir la realidad más cercana, la vida cotidiana de mi ciudad, de mi pueblo, de mi barrio, de mi calle, de mis vecinos, de mi gente… Cuando aquel día estalló el entusiasmo colectivo en el salón de plenos del Ayuntamiento, tras ser proclamado Santi, alcalde, se abría el horizonte de los nuevos tiempos. Era la prueba fehaciente de que el cambio estaba definitivamente en marcha.
Hasta entonces la realidad política estuvo dominada por Unión de Centro Democrático (UCD), que ya empezaba a desmoronarse al no poder aguantar la presión entre tantas corrientes internas: conservadores, liberales, demócratas cristianos de distinto signo, socialdemócratas… UCD ganó en Almería capital las elecciones municipales de 1979, aunque con mayoría simple (11 concejales). Y hasta el último momento, poco antes de las votaciones, se mantuvo el suspense, hasta que se cerró el pacto de la izquierda (PSOE con 10 concejales, PCA con 3 concejales, PSA con 3 concejales). El pacto de la izquierda condujo al momento triunfal con Santi alzando el bastón de alcalde. Los vítores y aplausos del público pusieron un gran colofón al primer momento del cambio con una emoción sin límites, con unos ecos que invadieron toda la Plaza Vieja, que ya soñaba con el regreso del Monumento a los Coloraos (“mártires de la libertad”). El momento lo vivió la izquierda de pie en el salón. El voto de la izquierda se emitió en voz alta por cada uno de sus concejales (los concejales de UCD votaron en silencio), un ejemplo de lo que estaba en juego. Los vaticinios se iban a cumplir. Y allí, en el centro, el primer alcalde democrático de la Transición, el socialista Santiago Martínez Cabrejas, a quien toda la calle conocía popularmente como Santi. Los años de su gestión no serían fáciles, más bien complicados con momentos polémicos. No fue fácil cambiar un ayuntamiento del franquismo en un ayuntamiento de la democracia.
La imagen política de Santi estuvo muy ligada Ayuntamiento y pasó también por el parlamento andaluz, pero poco a poco le invadió la soledad política y ya no le quedó más refugio que Cabo de Gata y su memoria.
Por eso ahora, tras la desaparición de Santi, 36 años después de aquel momento, bueno es recordar lo que supuso aquel entusiasmo en las calles y barrios de la ciudad. Para mirar a continuación a la Plaza Vieja de ahora, con sus recuerdos, a la pérdida de memoria, a la lamentable política que nos rodea y en lo que desgraciadamente nos hemos convertido.
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