Campañas, canciones y epitafios  

“Esa frase no merece ser considerada como insulto a la inteligencia de los andaluces: suena a fracaso”

Jose Fernández
23:18 • 18 mar. 2015

“Lo mejores años de Andalucía están por llegar”. Esa frase, en boca de aquellos fundadores del juntandalucismo que llegaron a forzar la historia y los recuentos de votos para meter a Almería en el saco, podría tener una justificación lógica o ser una percha argumental sólida de la que colgar (incluso a la fuerza, como fue el caso almeriense) un discurso autonómico sostenible ideológica y emocionalmente. Pero esa misma frase, en boca de Susana Díaz, y empleada para pedir votos para el PSOE, partido que desde hace más de treinta años y sin interrupción está gobernando Andalucía, no merece ser considerada ni como burla, ni como insulto a la inteligencia de los andaluces: suena a fracaso. Supongo que habrá quienes no compartan mi criterio, pero parece muy poco presentable intentar ilusionar a los andaluces diciendo que después de 33 años de gestión lo mejor no ha llegado todavía. Y francamente, resulta chocante escuchar eso a quien, después de todo ese tiempo de gobiernos socialistas, preside la comunidad autonómica que presenta los peores datos estadísticos en cuanto a indicadores de calidad de vida en una democracia europea. El PSOE ha disfrutado en Andalucía del período de gobierno ininterrumpido más largo de toda Europa y aun así, hace pocos meses salían victoriosos a apuntarse el éxito de que tenían que ir a repartir desayunos por los colegios para que los niños comieran algo. Y un dato final para los fans de Susana que estos días repiten el lema/consigna como mantra electoral: “Lo mejor está por llegar” (“The best is yet to come” ) es una magnífica y vieja canción escrita en 1959 por Cy Coleman, y que será asociada para siempre con Frank Sinatra pues fue el tema con el que cerró su último concierto, en 1995. Y esas palabras, “The best is yet to come”, es lo que pueden leer todos los admiradores del legendario intérprete en la lápida que marca su tumba. Y es que en determinadas circunstancias, algunos lemas electorales pueden acabar siendo un epitafio.  







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