Susana Díaz y el  paseíllo judicial  

“El Partido Socialista ha inoculado en  Andalucía un sistema ilegítimo  e indecente”

Javier Aureliano García
01:00 • 13 abr. 2015

Lamentablemente, el tiempo y los hechos han acabado dando la razón al Partido Popular cuando sosteníamos, como seguimos sosteniendo, que el Partido Socialista ha inoculado en el corazón de la Junta de Andalucía un sistema de aprovechamiento ilegitimo e indecente del dinero público de los andaluces. Las declaraciones del ex presidente José Antonio Griñán, así como las de varios consejeros investigados por la desaparición de casi 3.000 millones de euros que deberían haber servido para crear empleo y facilitar la incorporación laboral de miles de andaluces, han rizado el rizo de la desvergüenza y la falta de pudor. Para bochorno de todos los que pudieron escucharlos, la Junta de Andalucía ha estado dirigida durante muchos años por altos cargos incapaces de conocer qué pasaba en sus propios despachos. Semejante ejercicio de desfachatez, que constituye una nueva muestra de desprecio de la cúpula socialista al conjunto de los andaluces, exige una respuesta clara, contundente y coherente de la presidenta Susana Díaz, a la que sólo preocupa estos días el modo y la manera de negociar un pacto de gobierno para su, por el momento dudosa, investidura. Pero al margen de las declaraciones solemnes, desde el Partido Popular nos preguntamos si Susana Díaz piensa mover un dedo para recuperar los 3.000 millones que se han robado (según el señor Griñán, sin que estuviera planeado previamente) en las inmediaciones de su despacho oficial. Insisto, ¿piensa recuperar Susana Díaz los 3.000 millones de euros de todos los andaluces a los que asciende el fraude de los cursos de formación, según un informe de la Intervención General de la Junta remitido a la Guardia Civil? Desde el Partido Popular exigimos con serenidad, pero con firmeza, que la presidenta Díaz se ocupe un poco más de la transparencia de la que tanto alardea y un poco menos de buscarse el modo de garantizarse el sillón de la presidencia. Entiendo que para la señora Díaz esta situación debe resultar especialmente incómoda, porque no podemos olvidar que todos los que estos días están protagonizando ese vergonzante paseíllo judicial son los padrinos políticos de Díaz, empezando por los ex presidentes Chaves y Griñán. Díaz convocó unas elecciones con el objetivo de atraer mayor estabilidad política para atraer más estabilidad institucional y económica, y nos encontramos ahora que, además de no haber conseguido ni lo uno ni lo otro, no es ni tan siquiera capaz de garantizar su propia investidura. Y todavía hay quien la considera una estadista de alcance internacional.







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