En ocasiones, al PSOE almeriense le entra una especie de urticaria retrospectiva y trata de resolver desaciertos del pasado con nebulosas proyecciones de futuro. Quizás sea el acelerón propio del calendario electoral, tan dado al postureo, pero lo cierto es que el grupo municipal del PSOE se ha descolgado con la promesa de corregir el enfoque de la explicación que se ofrece en la visita de los Refugios de la Guerra Civil, anunciando “un mayor rigor histórico” y anunciado, de paso, su voluntad de eliminar los símbolos franquistas de Almería en cuanto vuelvan a la Alcaldía. Supongo que esto habrá llenado de emoción a todos los que viven buscando una percha de la que colgar sus psicodramas, sus historias de buenos y malos y toda esa hemiplejia emocional con la que algunos pretenden contar la historia de España. Pero seamos prácticos. Si desde el PSOE almeriense se quiere acabar con los símbolos franquistas en Almería, ya están tardando en avisar a sus compañeros de la Junta de Andalucía para que mañana a primera hora estén con la piqueta y el soplete en las puertas de la Escuela de Arte y el Instituto Celia Viñas, por si no han reparado aún en la gallinácea heráldica que todavía preside las entradas de esos notables edificios. Y ya puestos, no estaría mal que el candidato socialista a la alcaldía, Juan Carlos Pérez Navas, explicase qué motivos llevaron a su partido y a él mismo como teniente de Alcalde de Almería, a no abrir, recuperar, restaurar y musealizar a su gusto los refugios antiaéreos de Almería durante las dos décadas en las que el gobierno socialista del ayuntamiento de la capital contó, además, con gobiernos socialistas en Gobierno central, Junta de Andalucía y Diputación Provincial. Con esa conjunción planetaria de progresistas y concienciados defensores del rigor histórico, bien podrían haber hecho allí lo que hubieran querido. Pero me temo que eso fue exactamente lo que quisieron hacer: nada de nada.
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