“Esto es la verdad porque lo digo yo. Y quien diga lo contrario miente. Y los mentirosos de hoy son: mengano, zutano y fulano, sobre los que caerá el peso de la ley y el descrédito de la población.” Este fragmento de inspiración Orwelliana puede convertirse en rabiosa actualidad ahora que el renovado Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha un Portal Oficial de la Verdad para desmentir las noticias que consideren falsas, al tiempo que se usará para señalar a los periodistas y medios que, en su opinión, hayan mentido. ¿Se imaginan qué escandalera podría montarse en Almería si el Ayuntamiento hubiera creado una página similar? Faltaría esparadrapo en las farmacias para que algunos periodistas y algunos acompañantes de concentración periodística se sellaran la boca. Eso sí, supongo que los entusiasmados con la provecta alcaldesa Carmena celebrarán esta medida como uno de los frutos más jugosos de ese pretendido “tiempo nuevo” que tanto nos ha anunciado esta señora. Pero esto de fabricar y establecer los parámetros oficiales de la verdad es más viejo que los dientes de la señora alcaldesa. Y es que aunque en la cercana y querida Murcia tenemos un notable ejemplo editorial de lo que es llevar La Verdad en la cabecera, lo de la alcaldesa de Madrid viene de más lejos y tiene una inspiración anterior. En 1918, León Trotsky fundó el diario Pravda (“La Verdad” en ruso) que fue el órgano oficial del Partido Comunista de la Unión Soviética hasta 1991. Y claro, cuando de jovencita se ha leído con asiduidad el diario de referencia clandestina en las asambleas universitarias, a la vejez se llega a la viruela de querer vacunarse contra esa cosa que tanto enfurecía a Lenin, que era la libertad de prensa. Recuerden que el político soviético decía que el marxismo es todopoderoso “porque es cierto”. Pero esto es lo que algunos han votado y otros apoyado. No vale hacerse de nuevas.
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