Cohetes artificiales contra el mensajero 

Fernando Jáuregui
01:00 • 16 jul. 2015

Conste que nada tengo contra la nueva alcaldesa madrileña. Ni, ya que estamos, contra la de Barcelona, ni contra ningún otro regidor municipal. Es más: en el caso de la señora Carmena, me atrevería a decir que siento hacia ella un gran afecto y una cierta admiración. Así que lo malo, entiendo, son las ocurrencias.


Quitar el retrato del Rey del salón de plenos para colocar, en su lugar, el de un anarquista gaditano es cuestión menor. Una niñada. Cambiar los nombres de las calles ´franquistas´ es, me parece, algo innecesario. Y caro. Cargarse foros como el mundial de los móviles, en Barcelona, una insensatez. 


Todo ello, menos lo del retrato del anarquista, ha sido desechado en horas. Lo malo es que esas iniciativas, que habían sido anunciadas de manera oficiosa, han sido desmentidas con muerte del mensajero incluida. Y hemos llegado al punto de que el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid ha creado una web de ´desmentidos´, llamada ´Versión Original´, para "hacer frente a informaciones inexactas". Mal servicio de comunicación, ahora que desde la derecha también reconocen que es lo que les falla. Llegaron con pretensiones de veracidad, de limpieza y transparencia y ya están embarrando las relaciones con los periodistas. Como antes hicieron los de Podemos con la ´casta´. Lo peor es que todo corresponde a una mala sintonía entre los equipos municipales -Obviamente, no hay buen entendimiento entre Carmena y alguno de sus concejales- y a una falta de programa sobre lo que hay o no que hacer. Es entonces, claro, cuando llegan las ocurrencias. 




Por cierto ¿quién controla la veracidad, la exactitud, de los desmentidos de la nueva web del Municipio madrileño? ¿Es afín a Carmena, a su responsable de Economía, al concejal Zapata, a la portavoz Rita Maestre, la del asalto a la capilla de la Universidad Complutense?


Empieza a ser urgente que los ´nuevos´, que han llegado al cargo inflamados de ardor innovador en bien de la sociedad, se sienten en sus sillones de trabajo -de trabajo he dicho- y completen, saquen brillo y esplendor, a los programas con los que concurrieron a las elecciones, en los que algunas de estas ´ocurrencias´, por cierto, no figuraban. Es momento de gobernar en serio, no de tirar cohetes artificiales.






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