El Toro de la Vega 

A los vecinos de Tordesillas, a la parte de ellos que comulga con la exhibición de salvajismo del llamado Toro de la Vega, parece que le va la vida en la perpetuación de su aquelarre medieval, tal es la contumacia con la que la defienden. En realidad, a quien le va la vida es al toro, que la perderá alanceado por la muchedumbre si es que a ésta no la derriba antes, como a San Pablo de su cabalgadura, un rayo de cordura y civilidad. Si no se matara al toro, Tordesillas no sólo seguiría existiendo, sino que seguiría existiendo mejor.

Las reglas del ominoso juego, al que el toro, es innecesario decirlo, no quiere jugar, están hechas para que el inocente astado sucumba sí o sí a la violencia que la turba le hace, logre o no logre en su aterrada carrera traspasar los límites del llamado, para mayor escarnio, “campo de honor”, alcanzados los cuales se supone que se le debe dejar en paz, bien que en la paz eterna por las letales heridas de lanza que lleva o por los disparos de la Guardia Civil. No se trata, como se dice, de una tradición medieval, sino de un acto del más oscuro y brutal medievo. Decenas de artistas de primera fila y de los más diversos géneros ofrecieron su trabajo, gratis total, a cambio de la vida del toro. Tordesillas, de haber aceptado el ventajoso y revolucionario trueque, viviría éste año las mejores fiestas de su historia, incluido el Medievo. La mirada del mundo no se toparía como cada año, horrorizada, con esa vergüenza, sino con la alegría festiva de una comunidad que a la belleza de su pueblo habría sabido añadir la de una decisión admirable y cautivadora. Lamentablemente, no ha sido así, y ello no tanto por la inercia popular como por la falta de sensibilidad o de arrestos de su alcalde, del PSOE, que se ha puesto a la cabeza de la “fiesta” con un entusiasmo incompatible con la opinión de su propio partido.

Divertirse matando no es una buena cosa, y como todas las malas, sólo trae desolación y soledad. Huya de ellas el pueblo de Tordesillas, búsquese en otros campos de honor.