Víctima condenada

“El de Ascensión López es el primer caso en que el bebé robado ha sido condenado. Es sorprendente”

Miguel Ángel Blanco
22:45 • 02 nov. 2015

Es posible que una víctima pueda ser condenada tras demandar que se le haga justicia. Y en vez de encontrar respuesta se tope frontalmente con todo lo contrario.  
Ascensión López es un bebé robado y preside la Asociación de Bebés robados de Almería. Recientemente ha sido condenada por difamación tras la denuncia de la monja Dolores Baena que se querelló  cuando ésta explicó su caso en los medios de comunicación.
Ha sido condenada a pagar una cantidad respetable, más de cuarenta mil euros. Ascensión de todas formas prepara con su abogado el recurso contra la sentencia. Lo sorprendente es que este juicio es el primero en España, que yo sepa, que se produce en el caso de los bebés robados y que en el banquillo se haya sentado la víctima. Y es el primer caso en España en que el bebé robado ha sido condenado. No deja de ser sorprendente.
Lo insólito de este caso también está en que la monja es sobrina del padre adoptivo, ya fallecido. O sea, que en el ámbito de la familia de adopción, la monja Dolores Baena y el bebé robado Ascensión López son primos. Eso no fue óbice para que la monja presentara la querella contra su prima, cuando Ascensión, en sus informaciones, señalaba a la monja como la firmante de los papeles de adopción.
Suscita interrogantes que la monja denuncie al bebé robado por las declaraciones. Es el primer caso de los bebés robados en España, en que una monja es la que denuncia a una de las víctimas. Y sin ningún rasgo de misericordia, aparentemente, una actitud que debería ser prioritaria en la monja. Me pregunto cuál será el principio evangélico que preside la conducta de esta monja.
El caso de los bebés robados se ha convertido en una de las grandes asignaturas pendientes de la democracia. Los bebés robados llevan un largo camino recorrido, desde el franquismo, ya en la postguerra, con el robo de bebés de madres republicanas que daban a luz en las cárceles. Pero entonces era imposible denunciar la situación. Lo más sorprendente es que el robo de bebés, ha continuado con la democracia. Y en casi todos los casos, en sectores marginales, familias pobres, clase trabajadora. Y casi siempre aparece comprometida la presencia de alguna monja, sacerdote o de alguna orden religiosa, junto a médicos, comadronas y clínicas.
Cuando los bebés robados se movilizan y nace la asociación nacional, el proceso de denuncias e informaciones ha ido en alza sin ningún resultado. No hay compromiso ni voluntad política ni de la justicia en llegar al fondo de estos casos. Hay historias muy dramáticas y terribles que comprometen a diversos sectores de la sociedad, como el sector sanitario y la responsabilidad de la Iglesia, que guarda silencio cómplice. Me gustaría saber por qué. Y en nombre de qué principio cristiano justificaría la Conferencia Episcopal, por ejemplo, la participación de monjas y sacerdotes en el robo de bebés. Y no se trata solo de madres solteras que, ante la presión social, renuncian a sus hijos. 
Todas las denuncias de los bebés robados han aportado mucha luz a esta grave realidad oculta. Hemos visto a monjas y médicos yendo a declarar en casos en los que presuntamente eran responsables. Pero todavía no se ha producido una sentencia condenatoria contra autores de estas tramas.  Y ahora, cuando por fin hay una condena, resulta que ha sido contra la víctima. Increíble. 
Ascensión López seguirá luchando para conocer su historia original, quién fue su madre y qué pasó. Ella es víctima y ha sido condenada pero seguirá demandando justicia. Y nosotros, periodistas comprometidos, ciudadanos y todos los bebés robados del mundo la acompañaremos en su travesía del desierto.







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