Día D Hora H

Todos los años hay varias bodas del año y varios partidos de fútbol del año, y casi todos los meses un eclipse del siglo, de modo que no deberíamos sobreponderar el supuesto Día D/Hora H de la independencia de Catalunya. 
Es más; hasta ha habido ya dos 9-N, el del año pasado y el de éste, de modo que sin intención de banalizar el suceso como lo hacen los propios promotores del mismo, cabe decir que los días históricos no se señalan en el presente, sino cuando, transcurrido el tiempo, se ve que, en efecto, han quedado inscritos en la Historia con caracteres indelebles.
 El Día D de Mas, Forcadell, Junqueras, Romeva y Baños es eso, su Día D, y la hora de la aprobación del documento secesionista, su Hora H. No el de los demás. Ni el uno ni la otra. La vida sigue corriendo como un taxímetro trucado, a toda pastilla, y más con el "tripi" que le han metido éstos nuevos padres de la patria catalana, y a consecuencia de esa trepidación sin fundamento los días del contencioso van a ser todos históricos, o ninguno.
Por fortuna, los catalanes, tanto los no partidarios de la independencia como los partidarios pero con otro tran-tran y con la adhesión mayoritaria de la que hoy carece, viven otra historia, su historia, la del día a día que tan empinada están haciendo esos políticos pueriles que, en el mejor de los casos, creen estar haciendo realidad su sueño de niños.
 Día D, Hora H. Cada día es el Día D, y cada hora, la Hora H. La vida es eso. Lo que no es vida, sino ganas de fastidiar o de satisfacer los ocios y las ambiciones personales, es reducir a España, a Catalunya, a los españoles, a los catalanes, a la condición de víctimas o rehenes de esos ocios y esas ambiciones. 
Convergencia, que era el partido del "seny", se ha quitado el nombre porque se ha quitado el "seny", y sus socios lo mismo y a su rebufo. Allá ellos. A los demás nos queda aguantar, a base de echarle mucho "seny" precisamente, la plasta que dan.