El discurso navideño de Felipe VI

Fernando Jáuregui
01:00 • 24 dic. 2015

Sospecho que oiremos hablar mucho del mensaje navideño que el Rey Felipe VI nos dirija, por segunda vez en su vida, a los españoles. Siempre hay que escuchar atentamente este discurso del Monarca, que unas veces ha sido más acertado que otras, en función de cuánto interviniesen en él los distintos gobiernos. En general, esta intervención ha sido escasa, y el tono y el fondo de lo que nos transmite el jefe del Estado en estas fiestas suele tener un carácter positivo e incluso ir más allá de lo que propone el Ejecutivo, como cuando, en su penúltimo mensaje navideño, Juan Carlos I habló, para escándalo de unas fuerzas políticas que no aceptaron hasta meses después este concepto, de "regenerar" la vida política española. Ahora, año y medio después de haber ocupado el trono, pienso que el discurso de Felipe VI, inédito por muchos conceptos, desde el escenario hasta la realización, está destinado a hacer historia. La ocasión lo merece.
Hasta ahora, Felipe de Borbón ha optado siempre por mantener una exquisita prudencia en los asuntos que le competen como un jefe del Estado que reina, pero no gobierna, según la expresión acuñada a partir de las previsiones de la Constitución. Quizá un presunto exceso de prudencia constituya, a mi juicio, la única falla, si es que lo es, detectable en la trayectoria del Monarca en estos dieciocho meses. Felipe VI, perdón por repetirlo una vez más, está siendo, sin duda, el mejor Rey que España ha tenido; por eso mismo, se requiere cada vez más de él. Es necesario en la unidad territorial y en la moral política del país. Conoce su papel, y lo antepone sin la menor duda a sus intereses personales, si es que un profesional tan absoluto como él es capaz de albergar intereses personales.
Por eso, y he tenido ocasión de comprobarlo, cuida tanto todos los detalles. Puede tardar horas en granar lo que para su padre a veces podía resultar hasta, en ocasiones, un ‘rutinario’ mensaje de Navidad. Felipe de Borbón no puede, porque sabe el material que maneja, engañarse respecto a la situación política que atraviesa el país, un país que algunos pesimistas se han apresurado a calificar de “ingobernable” tras el resultado de las elecciones del pasado domingo.







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