La casa de Anita Guerrero: testigo de la transformación y orgullo de Roquetas
Este lugar ha pasado de ser una tienda de ultramarinos, hasta un bar y ahora será un museo

La casa de Anita Guerrero antes de su transformación en un espacio museístico.
La Casa de
Anita Guerrero, ubicada en pleno corazón de Roquetas de Mar, es
mucho más que una simple construcción; es un auténtico emblema que
ha sido testigo y protagonista de la evolución de esta ciudad. Con una antigüedad que se remonta a
finales del siglo XIX o principios del XX, esta casona ha vivido
muchas vidas: desde ser una tienda de ultramarinos, pasando por un
bar familiar, y en definitiva ser el hogar de una familia que ha
jugado un papel fundamental en la historia local.
Cada rincón de la casa ha sido testigo
de las dificultades y las alegrías de los roqueteros, de sus
momentos de lucha y de sus pequeños y grandes logros. Es, sin duda,
un lugar cargado de recuerdos, de historias que aún resuenan en las
calles del municipio, que nos invita a mirar atrás para comprender
cómo Roquetas de Mar se ha transformado de un pequeño pueblo a una
ciudad vibrante y moderna.
Ahora, la Casa de Anita Guerrero se
prepara para convertirse en un espacio museístico que no solo
rendirá homenaje a la vida de Anita y su familia, sino que será el
reflejo de la historia del propio municipio. A través de este
proyecto de musealización, los visitantes podrán recorrer los
vestigios del pasado, observar los avances del presente y proyectar
los retos del futuro, todo ello a través de una de las casas más
representativas de Roquetas de Mar. Un lugar donde el ayer, el hoy y
el mañana se entrelazan, y que, como el propio municipio, se alza
como un símbolo de resiliencia, crecimiento y transformación.
Anita Guerrero: La Mujer
que Representa la Historia de Roquetas de Mar
¿Pero quién fue Anita Guerrero? Anita, falleció en 2016 a los 86 años y fue una
mujer cuyo legado va más allá de su propia vida, pues su historia
está entrelazada con la de su pueblo, Roquetas de Mar. Pero no sólo la historia de Anita, sino la de toda su familia y es que la casona del siglo XIX era un hogar familiar que pasó también por ser el lugar por dónde pasaron así mismo varios negocios familiares, de una tienda de ultramarinos que regentaban los padres de la protagonista hasta el bar del pueblo que regentaba su hermano Pepe.
El padre de Anita, Julián Guerrero Jiménez, nacido en Huércal-Overa, se trasladó a Roquetas con su familia en la década de 1920. Fue un hombre comprometido con su pueblo y participó activamente en la vida política de la época. En 1927, se casó con Serafina y se instaló con ella en la casa familiar en la Plaza de la Constitución. Durante los años 30, Julián Guerrero fue un miembro destacado en la vida pública roquetera, ejerciendo de concejal en la Segunda República a partir de 1934 y formando parte de la comisión de Instrucción Pública, equivalente hoy en día a un concejal de Cultura y Educación. Su figura fue importante no solo por su cargo político, sino también por su negocio, una tienda de ultramarinos, papelería y otros productos diversos, que operaba en la misma casa y que se convirtió en un pilar de la economía familiar.
La vida de Julián Guerrero fue truncada por la Guerra Civil, falleciendo en circunstancias aún desconocidas. Su muerte dejó una huella profunda en la familia, pero sobre todo en Serafina, que tuvo que afrontar, en solitario, la crianza de sus dos hijos en los difíciles tiempos de la posguerra. La fortaleza de Serafina, una mujer decidida a sacar adelante a su familia a pesar de las adversidades, es un ejemplo de resiliencia y lucha que marcó la vida de Anita y su hermano.
La madre de Anita, Serafina García Cara, vivió hasta los 95 años, dejando una huella imborrable entre los vecinos. Serafina solía sentarse en un salón que daba a la calle, saludando a los vecinos, siendo un punto de referencia en la vida cotidiana del municipio. En ella, como en su hija Anita, se refleja esa fortaleza y dedicación a la familia que ha sido característica de tantas mujeres de Roquetas a lo largo de su historia.
Más tarde, José Guerrero, el hermano de Anita, más conocido
como Pepe, instaló un bar en el
patio trasero, convirtiéndolo en un lugar de encuentro para muchos
roqueteros. Ese bar se convirtió en un espacio emblemático que,
durante años, formó parte del paisaje social de Roquetas. Aunque
Anita se mantuvo alejada de los focos, su vida estuvo igualmente
marcada por la hospitalidad y el servicio a la comunidad,
contribuyendo al crecimiento de la localidad de manera discreta pero
constante.
La Casa de Anita
Guerrero: Un Museo del Ayer y del Hoy
La Casa de Anita Guerrero, hoy un
emblema de Roquetas, se transformará en un espacio
museístico que preservará la memoria colectiva de la ciudad. La
casa familiar, con su arquitectura sencilla pero cargada de historia,
será el escenario de un recorrido por el pasado, el presente y el
futuro de Roquetas de Mar. Este proyecto, impulsado por el
Ayuntamiento de Roquetas de Mar, permitirá a los roqueteros y
visitantes adentrarse en la historia de su ciudad, desde sus primeros
días hasta su crecimiento exponencial como una de las urbes más
dinámicas de Andalucía.
El museo se dividirá en tres
áreas temáticas: Ayer,
Hoy y Mañana. En el
área Ayer,
se reflejarán los orígenes del municipio, el crecimiento de la
actividad pesquera y agrícola, y la lucha de sus habitantes por
mejorar sus condiciones de vida. En Hoy,
se destacarán los avances sociales, tecnológicos y urbanos que han
convertido a Roquetas en una ciudad moderna. Por último, en Mañana,
se proyectarán los retos y objetivos de la ciudad en términos de
sostenibilidad, movilidad y planificación urbana.
Gabriel Amat, el alcalde de la localidad resume lo que significará este espacio museístico: “Lo que era Roquetas, lo que es
Roquetas y lo que hemos conseguido los hombres y mujeres. El Museo de la Casa de Anita es un ejemplo vivo de la
historia del municipio, para que nunca olvidemos lo que éramos y que
nos sintamos satisfechos de lo que somos”.