En la costa de Almería, en pleno Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar, se encuentra un enclave paradisíaco que, con su belleza natural y su historia, se ha convertido en un destino singular. A 50 kilómetros de la capital, una cala destaca por su tranquilidad, su entorno virgen y su acceso restringido, pero también por acoger el último asentamiento hippie de la provincia de Almería.

La cala de San Pedro se trata de una playa de arena fina y blanca, de aproximadamente 250 metros de longitud, y que está rodeada de un paisaje espectacular, con aguas de un intenso color turquesa que deben su tonalidad a la pureza del fondo marino.

Presidiendo esta cala, se alzan las ruinas del castillo de San Pedro, una fortaleza construida en el siglo XV con el objetivo de defender la costa de los ataques piratas. Estratégicamente ubicada sobre un promontorio rocoso, este castillo cumplió su función durante siglos e incluso fue utilizado como cárcel en su etapa tardía, pero terminó siendo abandonado con el paso del tiempo.

Acceder a la cala no es tarea sencilla. No existen carreteras directas, por lo que los visitantes deben recorrer un sendero de unos tres kilómetros desde el aparcamiento más cercano o llegar en embarcación privada. Este difícil acceso contribuye a preservar su carácter salvaje y tranquilo, alejándola de las grandes masas turísticas.

Aún así, desde hace décadas, la cala de San Pedro es el hogar de una de las últimas comunas hippies de España, en la que sus habitantes llevan un estilo de vida autosuficiente, alejados de la vida convencional. Este ambiente alternativo ha dotado a la cala de una identidad única dentro del parque natural.

La cala de San Pedro es un lugar perfecto para los amantes de la naturaleza y la aventura. Sus aguas son idóneas para el snorkel y el buceo. Además, el senderismo en la zona permite descubrir paisajes únicos y miradores espectaculares. La riqueza ecológica se refleja en su flora y fauna, con especies adaptadas a las condiciones áridas del entorno.