Cincuenta años de invernaderos que comenzaron aquí
Con dos mil hectáreas de cultivo bajo plástico, el municipio conmemora el hito histórico. Hoy se proyecta un documental sobre él

La finca 24 del barrio San Francisco del Parador, donde comenzó todo.tyle>.apqj{position:a
Esta tarde, a partir de las 19 horas, se proyectará en la Escuela de Música de El Parador un vídeo documental realizado con motivo del medio siglo desde la creación del primer invernadero, en la finca piloto 24 del Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario de El Parador.
La proyección, organizada en colaboración con el Ayuntamiento de Roquetas y Cajamar, “refleja un periodo histórico de nuestra tierra y de nuestra gente” desde aquel año en el que Paco el Piloto y Bernabé Aguilar comenzaran distintas pruebas para obtener el mayor rendimiento.
Seguramente, cuando se levantó el primer invernadero nadie supo que este peculiar artilugio iba a desencadenar consecuencias definitivas en la historia de Almería. Pero ahora, cinco décadas después, a nadie se le oculta lo que representa para la economía provincial y para la prosperidad de decenas de miles de familias.
El equipo El tándem que formaron Bernabé Aguilar y Francisco Fuentes ha pasado a la historia por ser quienes levantaron el primer invernadero de Almería. En 1963, Francisco, llamado cariñosamente Paco el Piloto, siguiendo las instrucciones de Bernabé cubrió con plásticos el enarenado que se estaba desarrollando en aquella finca piloto que el Instituto de Reforma y Desarrollo tenía en Roquetas de Mar. Bernabé Aguilar, el ingeniero agrónomo que había llegado a Almería en 1956 se implicó en esta primera experiencia de la que nació el invernadero “tipo Almería”, conocido en todo el mundo. Fue gracias a uno de los programas que en 1956 impulsaba el Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA). A Paco le concedieron una parcela en El Parador, la número 24, y aquí nació su sobrenombre definitivo de ‘El piloto’ ya que en sus nuevas tierras se desarrollarían diferentes pruebas para obtener el mayor rendimiento a los cultivos, es decir, era una parcela piloto.
El milagro Y en 1963, tras varios intentos y ya sin el IRYDA, ocurrió: en un terreno de cultivo bajo plástico de 500 metros sembró judía, pimientos y tomate. Esa cosecha le valió para saldar su deuda con el IRYDA, a quien copró la finca, e instalar otros 1.000 metros.
Un sobrino se sumó a su proyecto y comenzaron a hacer invernaderos para otros agricultores a partir de 1964: Roquetas, Vícar, La Rábita, Níjar, La Mojonera, Campo de Dalías..., veían cómo crecía la idea del invernadero. Le recomendaron patentar el proceso pero, como recuerda su hijo José Domingo, “mi padre no quiso aprovecharse de la gente del campo que eran familias humildes”.
Hoy el muncipio cuenta con dos mil hectáreas de finca invernada. “Es una cifra menor a otros municipios pero son muchos los agricultores roqueteros que poseen cultivos fuera, por lo que la incidencia en el municipio es mucho mayor de lo que dicen los datos”, explica el concejal de Agricultura, Nicolás Manzano. Por ello, el aniversario de esta efeméride es celebrada con cariño en un municipio que creó la revolución.