El torero almeriense que colgó la muleta para empuñar el pincel
El César volverá a los ruedos después de su retirada pero de una forma muy especial, para exponer sus obras pictóricas

El César junto a una de sus obras.
Este, 24 de abril, la Plaza de Toros de Roquetas de Mar se ha convertido en el escenario de un regreso muy especial: César López “El César”, el torero almeriense que colgó la muleta para empuñar el pincel, presenta su primera exposición de pintura en la Sala Juan Ibáñez, donde permanecerá hasta el 31 de agosto de 2025. Después de su retirada de los ruedos, El César regresa a este emblemático lugar de una manera distinta: esta vez, sus cuadros serán los protagonistas.
Con 16 años, César comenzó su carrera en la Escuela Taurina de Almería, y a lo largo de su trayectoria, toreó en más de 60 festejos, destacándose en plazas renombradas de España, Francia y América. Su debut con picadores fue en México en 1999 y su alternativa en 2002 en la plaza de Vera, compartiendo cartel con figuras como Manuel Caballero y Morante de la Puebla. A lo largo de su carrera, recorrió plazas en Perú, Colombia y México, dejando una huella imborrable en cada uno de esos escenarios.
En sus palabras: “La lucha y la disciplina que exige el toreo me formaron como persona”. A lo largo de los años, también se dedicó a transmitir sus conocimientos en la Escuela Taurina de Almería, donde estuvo once años enseñando a jóvenes aspirantes. “En la enseñanza entendí todavía más la grandeza de esta profesión, pero también su dureza, su peso emocional”, reflexiona.
Sin embargo, tras la pandemia y con la necesidad de estar más cerca de su familia, César decidió alejarse de los ruedos. Pero buscó alternativas para sacar todo eso que tenía dentro. "Necesitaba seguir expresándome. Y los pinceles me ofrecieron una forma distinta de hacerlo", comenta. Lo que empezó como una afición, pronto se transformó en una vocación.
La pintura de César López está profundamente marcada por su conexión con el mundo taurino, pero no busca glorificar el toreo. "Pinto desde la memoria, desde lo vivido. No para glorificar, sino para entender", dice él. Sus obras tienen una carga emocional única, un pulso contenido que remite al silencio previo a la embestida, a la tensión de un torero frente al toro. Son lienzos que evocan la belleza, la lucha interna y el respeto hacia una tradición que, aunque ya no practica, sigue presente en su alma.
La exposición en Roquetas de Mar no es solo un regreso a la Plaza que definió su carrera, sino un homenaje personal a todo lo vivido en los ruedos, pero ahora desde un lugar más introspectivo. “Volver a esta plaza con mis cuadros tiene un significado profundo. Es cerrar un círculo y abrir otro”, afirma con emoción.
Este evento no solo es una oportunidad para ver la obra de César López, sino también para experimentar la fusión entre arte y tauromaquia en un lugar tan simbólico como la Plaza de Toros de Roquetas de Mar. Los amantes del arte y la tauromaquia encontrarán en esta exposición una invitación a vivir la emoción del toreo desde una mirada diferente, cargada de sensibilidad y reflexión.